Cuba ofrece actualmente tratamiento médico a 800 niños de Ucrania, Rusia y Bielorrusia afectados por el accidente nuclear de Chernóbil, ocurrido el 26 de abril de 1986 y considerado el más grave de la historia.
La mayoría de los pacientes reciben tratamiento por lapsos de 45 días, pero algunos llegan a estar un año en el balneario de Tarará, a 20 kilómetros de La Habana, un espacio de la isla que fue adaptado como un semihospital para las víctimas del accidente nuclear.
Cuba fue la primera nación que se pronunció y extendió su mano a los afectados, y les brindó ayuda para su rehabilitación.
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El médico cubano Julio Medina, coordinador del programa, informó que pese a la desaparición de la Unión Soviética, por orden del líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, se siguió con la atención a los niños de Chernóbil y hasta la fecha el Gobierno de La Habana ha prestado apoyo a unos 24.000 infantes.
El dato: Parte de la terapia consiste en tomar el sol y bañarse en la playa de Tarará. Los niños son tratados con melagenina, que ayuda a regenerar la pigmentación de la piel, y con pilotrofina, que facilita el crecimiento del cabello.
Aunque Cuba atravesó momentos económicamente difíciles debido al bloqueo estadounidense, por más de 20 años el Estado ofreció a los menores atención especializada para afecciones del sistema nervioso central, el tracto digestivo y la visión.
Muchos niños de Chernóbil sufren de cáncer de tiroides, leucemia, atrofia muscular, trastornos psicológicos, neurológicos y alopecia.
El médico cubano explicó que los pacientes del programa ni siquiera habían nacido cuando explotó el reactor.
En contexto
El accidente de Chernóbil, como se le conoce al desastre medioambiental en la central nuclear Vladimir Ilich Lenin, es considerado junto al de Fukushima en Japón, como el más grave en la Escala Internacional de Accidentes Nucleares.
Cuatro años después de la catástrofe llegaron a territorio cubano los primeros niños que recibirían una asistencia médica de alta profesionalidad.
El plan de rehabilitación tuvo un gran impacto en la salud y recuperación de los menores, muchos de ellos pertenecientes a familias de bajos recursos que no podían pagar el tratamiento médico en Ucrania por su alto costo.
El programa estuvo suspendido en 2012, pero fue reiniciado por el líder Fidel Castro ante el reconocimiento de Ucrania a los logros de esta nación en la curación de muchos niños.