Las autoridades chinas han desalojado a 3.500 personas de Larung Gar, el mayor monasterio del Tíbet y una de las mayores instituciones de enseñanza de budismo del mundo, e intentan que otras 1.500 abandonen el área, en medio de duras críticas por parte de grupos en defensa de los derechos humanos.
El objetivo del Gobierno es desalojar a 5.000 personas para reducir el tamaño de la academia y ya han sido trasladados 3.500 de los 10.000 monjes y seglares que convivían en el lugar hasta hace seis meses, dijo hoy a un reducido grupo de periodistas españoles -entre ellos EFE- un experto del Tíbet ligado al Ejecutivo.
"No estamos destruyendo el monasterio, se trata de una reestructuración, porque hay demasiadas personas", defendió Zhang Yun, director del Instituto de Estudios de Historia del Centro de Investigación sobre el Tíbet de China, vinculado al Gobierno chino.
Se trata de uno de los primeros comentarios oficiales que se realizan hasta la fecha sobre el polémico proyecto, del que es difícil obtener información, pues el centro se encuentra en zona tibetana, restringida para el público en general y en algunos casos prohibida para periodistas.
Organizaciones como Human Rights Watch (HRW) o Campaña Internacional por el Tíbet han criticado duramente esta operación, que también prevé demoliciones, pues la consideran una medida del régimen comunista para "socavar la influencia del budismo en el Tíbet".
Estos grupos han denunciado que el Gobierno está amenazando a monjes y monjas para que no vuelvan a Larung Gar, que presenta una de las imágenes más espectaculares del Techo del Mundo: en un remoto valle de una zona montañosa de la provincia de Sichuan (oeste), rodeado de cientos de cabañas rojas.
En línea con la versión oficial, Zhang explicó, tras una rueda de prensa, que el principal motivo de esta operación es la seguridad, pues la superpoblación, a su parecer, es un gran riesgo si se producen corrimientos de tierras o incendios.
"Otro problema es que (…) no hay lugar para gestionar los residuos, lo que deriva en la propagación de enfermedades", añadió.
Zhang también consideró que el centro se había convertido en una suerte de refugio para algunos "delincuentes", personas sin permiso para residir en el área u otros ciudadanos con problemas que no guardan ninguna relación con la religión budista.
Según explicó, las autoridades han trasladado a estas personas a otras provincias o regiones que cuentan con áreas tibetanas y en algunas de ellas se han abierto centros de ayuda.
Según publicó HRW, como parte del proceso de reestructuración, el gobernante Partido Comunista o funcionarios del Gobierno local pasarán a ser mayoría en el organismo gestor de la escuela budista de Larung Gar, una práctica que se ha vuelto común en otros monasterios tibetanos.