Una maestra canadiense que promueve la esperanza y los gestos de bondad ganó el domingo uno de los premios más codiciados y de más alto perfil para maestros.
Maggie MacDonnell, originaria de una remota región de Quebec, aceptó el premio anual Maestro Mundial durante una ceremonia en Dubái, alzándose entre miles de concursantes de todo el mundo. El premio viene acompañado de un millón de dólares.
El galardón fue creado hace tres años para destacar los maestros que han hecho una contribución sobresaliente a la profesión, usan prácticas innovadoras en el aula y animan a otros a las filas de la docencia.
El gobernador de Dubái, el jeque Mohammed bin Rashid Al Maktoum, entregó el honor a MacDonnell. Su nombre fue anunciado por el astronauta francés Thomas Pasquet en un mensaje de video desde la Estación Espacial Internacional.
MacDonnell fue una de las 10 finalistas que viajaron a Dubái para la ceremonia. Las otras nueve finalistas son de Pakistán, Reino Unido, Jamaica, España, Alemania, China, Kenia, Australia y Brasil.
MacDonnell ha estado enseñando por seis años en una villa remota del Ártico llamada Salluit. De acuerdo con su biografía, Salluit es hogar de los Inuit y la segunda comunidad indígena que vive más al norte de Quebec. La villa tiene una población de un poco más de 1.300 habitantes y solo se puede llegar allí por vía aérea.
Su persistencia para seguir enseñando en esa área remota, donde muchos maestros dejan el puesto a medio año, la hicieron resaltar en la competencia. MacDonnell creó una serie de programas para niños y niñas, incluyendo un proyecto de mentores para trabajos y fondos para ofrecer alimentos saludables.
También creó un gimnasio para jóvenes y adultos en la comunidad local, donde los índices de droga y alcoholismo son altos. En la villa, donde los inviernos son duros, hubo seis suicidios en el 2015, todos afectando a jovencitos de entre 18 y 25 años.
DUBAI, Emiratos Árabes Unidos (AP)