Refugiados que ayudaron a Snowden piden asilo en Canadá

Varios refugiados que ocultaron en Hong Kong al revelador de secretos Edward Snowden pidieron oficialmente asilo a Canadá, anunciaron este jueves sus abogados que afirman que están en peligro.

Esos migrantes pobres ayudaron en 2013 al exanalista de la agencia de seguridad estadounidense (NSA) a escapar a las autoridades escondiéndolo en sus pequeños apartamentos, justo después de que éste realizara una de las mayores filtraciones de datos en la historia de su país. 

Su actuación en el caso Snowden salió a la luz en septiembre, y sus abogados aseguran que desde entonces están en el punto de mira de Hong Kong y de sus países de origen. 

Algunos migrantes indicaron que habían sido interrogados por las autoridades hongkonesas, que querían conocer sus vínculos con Snowden. 

El jueves, uno de sus abogados, el canadiense Marc-André Seguin, anunció haber pedido oficialmente a Canadá que les conceda el asilo, invocando una "cuestión de vida o muerte". 

Esperan que el país norteamericano, considerado como uno de los más abiertos para los refugiados, convierta su caso en "una prioridad" y los acepte en vista de sus "circunstancias excepcionales", añadió Seguin, que recordó que "tres niños apátridas" están implicados. 

Después de filtrar a la prensa decenas de miles de documentos que demostraban la extensa vigilancia electrónica ejercida por la inteligencia estadounidense en el mundo, Snowden abandonó su hotel de Hong Kong y pasó a la clandestinidad, encontrando refugio durante dos semanas en un barrio pobre en el que se hacina una parte de los 11.000 migrantes de la ciudad asiática.

Tras abandonar Hong Kong, obtuvo un permiso de residencia en Rusia donde vive desde 2013. 

Hong Kong no firmó la Convención de la ONU sobre los Refugiados y no concede asilo, pero sí adhirió a la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, que obliga a examinar las demandas de protección presentadas por quienes dicen sufrir ese tipo de delitos. 

Muchos migrantes pasan años en Hong Kong a la espera de que el Gobierno local les conceda su protección, pero menos del 1% de los demandantes obtienen una respuesta positiva, y la mayoría de los refugiados viven con el miedo a ser expulsados.