En celebración al cumpleaños número 36 de Florentino el único títere que “baila palo de mayo”; la comuna capitalina y el teatro de títeres de guachipilín llevaron a cabo una función teatral en parque las madres con la obra “Historias de Sol y Luna”.
Con risas, bailes y mucho entusiasmo niño, niñas y adultos disfrutaron de esta obra. Aparte de vivir un momento agradable aprendieron sobre la cultura de nuestro país.
“Florentino es un títere que ha incursionado en la moda, en el diseño; que ha formado a miles de niños a lo largo de 36 años porque promueve a través de sus cuentos valores como la unidad e identidad cultural a través de cada una de sus historias”; mencionó representante del AlMA.
La historia de Sol y Luna es un espectáculo de variedades con muñecos, donde durante la presentación espectadores emprenden un viaje por toda Nicaragua finalizando esta obra con el baile palo de mayo interpretado por el títere florentino.
“Estamos haciendo el espectáculo en el que él nació que se llama historia de sol y luna; es muy extraño celebrar el cumpleaños de un títere pero en este caso a valido la pena porque es un personaje que se ha vuelto un icono dentro de la cultura”; mencionó Zoe Mesa, titiritera del Teatro de Títeres Guachipilín.
Este atractivo títere es parte de la familia guachipilín y es uno de los personajes preferidos en el repertorio construido; llegando a emprender largos viajes por diferentes países del mundo como del territorio nicaragüense.
Teatro de Títeres Guachipilín celebran 36 años
“Estas actividades deberían de realizarlas mas seguido para el entretenimiento de los niños y las familias porque esto es algo sano y es una actividad que divierte a los niños”; expreso Alberto Ruiz, espectador.
“Se le agradece al Gobierno por lo que esta haciendo porque antes no teníamos nada de esto y con actividades así es como nuestros niños se distraen de manera sana y bonita”; dijo Estela Galvez, espectadora.
Florentino es reconocido por su creador como una mezcla étnica y cultural; llevando un vestuario colorido que permite a espectadores identificarlo en plena fiesta de palo de mayo, terminando cada obra teatral con un meneo de hombros al ritmo de música caribeña.