Todos los días antes que salga el sol, llenos de optimismo centenares de pescadores y comerciantes de mariscos inician su jornada laboral en el puerto pesquero de Masachapa, con la esperanza de recibir un bendecido día.
En esta comunidad ubicada en el municipio San Rafael del Sur, el oficio inició desde 1932; 88 años después esta faena sigue siendo la fuente de empleo más importante para los lugareños.
“En la actualidad seguimos con esta labor de pesca, para el año 80' pescamos en botes de madera porque nadie tenía dinero para comprar una embarcación, ahora todo ha evolucionado y usamos lanchas de fibras. Parte de la población sobrevivimos de lo que el mar nos da”, dijo Eduardo Gutiérrez, pescador y propietario de lancha.
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Para la mayoría, la faena de la pesca inicia por las tardes con el ocaso del sol, esto depende de acuerdo al tipo de pesca de la temporada, así lo cuenta el pescador y propietario de lanchas, Marcos Rodríguez.
“Hay tres tipos de pesca, una por la mañana que es a las 5 de la mañana, para levantar el equipo, para buscar la langosta o el pez hoja; por la tarde ingresamos al mar a las 4 de la tarde y pasamos toda la noche; y la pesca de buceo entramos a las 8 de la mañana y venimos saliendo ya a eso de las 5 de la tarde", especificó Rodríguez.
Una tarea ardua con grandes recompensas
Cada día bajan a la costa con el anhelo que sea un buen día de pesca y llevar el sustento a sus familias, aunque esto conlleva a arriesgar sus vidas en las profundidades del océano.
Los fuertes vientos y oleaje de la temporada más las tormentas eléctricas son factores de peligro al que día a día se enfrentan.
“La vida del pescador en ocasiones es muy dura, porque ingresamos al mar pero no sabemos si vamos a volver, nosotros entramos al mar siempre pidiéndole protección a Dios que nos cuide y nos traiga con bien, pero ha habido casos de compañeros que tristemente han perdido la vida. En mi familia hace más de cinco años tuvimos la pérdida de un primo que hasta la fecha su cuerpo y los de sus compañeros no se encontró, solamente la panga", dijo uno de estos pescadores.
“Empecé a pescar desde la edad de 13 años, trabajábamos de marinos en lanchas de pescadores más viejos, poco fui haciéndome de mi propio equipo. En la actualidad gracias a Dios tengo tres pangas, donde le doy empleo a 15 personas", dijo Eduardo Gutiérrez, pescador y propietario de lancha.
"Con la ayuda de Dios hemos venido avanzando hasta el punto que aportamos mucho a la economía con la exportación de este producto. Aquí hay una gran dinámica de movimiento para generar diferentes fuentes de empleos que van de la mano con la pesca”, aseguró.
Comercio activo
Más de 150 comerciantes de manos laboriosas se dedican a la compra y venta de este producto el cual se distribuye en los diferentes mercados del país. Una de ellas es la señora Idalia Cerda, quien nos cuenta cómo inicia su día.
“Gracias al señor que es el que nos da la fuerza, desde hace 12 años me levanto a diario, a eso de las 5 de la mañana para bajar a la costa y esperar a las primeras lanchas que salen en la mañana para poder comprar producto y tenerlo listo en las mesas para los clientes. Aquí somos muchas mujeres y hombres también, que desde muy temprano pasamos aquí hasta que terminamos toda la venta", indicó Cerda.
En este puerto pesquero se cuenta con alrededor de 600 lanchas, lo que representa que el 80% de la población subsista de esta actividad económica.