Desde horas tempranas Doña Aura García junto a sus 10 trabajadores comienza a preparar los alimentos que oferta en el Tiangue La Purísima. Asegura que producto de la violencia promovida por los grupos delincuenciales, sus ventas bajaron drásticamente, pero que gracias a Dios poco a poco la situación retorna a la normalidad.
“Todo está volviendo a la normalidad, si el que no quiere ver eso es porque no tiene anteojitos y sin anteojos se ve que estamos bien. Lo que pasa es que muchos no quieren trabajar, quieren darse por vencidos y la vida fácil y otros están bien. Yo estaba mal y ahorita estoy volviéndome a levantar”, dijo la señora.
Como ella son muchos los nicaragüenses que quieren continuar trabajando en paz.
Don Yesker López oferta productos casa a casa. “Ahí vamos bien gracias a Dios. Nosotros andamos ofreciendo sillas, carros, panas, abanicos y hasta televisores”, expresó el señor.
Doña Martha López junto a sus hijas oferta hasta 300 tortillas por día en el barrio Bóer y si bien dice que sus pérdidas han sido mínimas, asegura que quiere paz para poder movilizarse y trabajar sin ninguna preocupación.
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“Ya no tenemos la misma libertad que teníamos antes de salir a cualquier hora de la noche o de la mañana. Mi deseo como madre de familia es que haya paz, que seamos como cualquier ciudadano que sale uno, que no nos pase nada en la calle. Yo debo trabajar porque si no trabajo no como”, consideró la madre de dos hijas.
Kevin Briceño vive de transportar a la gente en el barrio Monseñor Lezcano. Asegura que ha registrado bajas en su forma de ganarse la vida.
“Pero yo no dejo de trabajar, porque debo llevar comida para la casa. Yo deseo la paz para que esta situación no se dé ya, que dejen de molestar”, valoró el joven.
La joven Narcy Rodríguez vende vigorón y cerdo con yuca en las afueras del hospital dermatológico. Asegura que da gracias a Dios porque ya reporta más ventas, tras días en los que incluso ni trabajó por temor.
“Tres mil córdobas vendo y de ahí saco mi ganancia, al principio de esto casi nada sacaba. Mi deseo es que se componga y vuelva la tranquilidad para andar en paz en las calles. Al principio tenía miedo de venir a vender, tuve una semana que no vine, pero como veo que está tranquilo ya vengo”, concluyó la joven.
Estos testimonios demuestran el deseo de los nicaragüenses por seguir trabajando para ganarse la vida en un ambiente de paz. Los mismos evidencian que poco a poco se está retornando a la normalidad.