Fieles católicos dispusieron su tiempo este 24 de diciembre para asistir a la tradicional misa del Gallo en la catedral de Managua, en celebración al nacimiento del Niño Dios, una misa llena de júbilo al sonar las campanas en combinación con la pólvora para anunciar la gran noticia del nacimiento de Jesús, una representación arraigada en la Iglesia católica que hace especial la fiesta.
Durante la homilía su eminencia cardenal Leopoldo Brenes destacó lo hermoso de celebrar esta noche, recordando que después de 2000 años la cercanía de Dios con el nacimiento de Jesús, manifestando el amor del Señor a través de la humildad de los hombres en la figura del Redentor.
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"Un amor que se manifieste de una manera muy sencilla en la espera del pueblo de Israel, en la llegada del Mesías, se pensaba en un ambiente lleno de esplendor pero no todos hemos escuchado el Evangelio cómo el niño nace en el anonimato y crece en el silencio de la comunidad", señala Brenes.
El cardenal instó a las familias nicaragüenses a vivir estas fiestas en la presencia del Señor, poniendo como centro la celebración del Niño Dios, "Emmanuel" que significa Dios con nosotros.
"En esta noche muchos hogares podrán celebrar lleno de cosas exteriores: luces, adornos, tantas pompas; sin embargo, también se repite en el mundo el nacimiento en la soledad, allá apartado en el pesebre y allí en la oscuridad, el Dios creador de la misericordia, ahí está el amor y grandeza".
Reiteró que celebrar el nacimiento del Niño Dios es la manifestación de amor más grande y motivó a vivir con alegría a los presentes, "Sentir el gozo de la alegría de haber sido perdonado y eso nos haga ser personas alegres", destacó el cardenal, dejando a un lado todas las cosas que nos hagan sentir tristeza.