El sol aún no aparecía cuando ya la Imagen de la Virgen de Fátima recorría las calles aledañas a la Parroquia que lleva su mismo nombre en la Colonia Centroamérica, distrito V de Managua, Nicaragua, desde las cinco de la mañana un grupo de feligreses cargaron una réplica pequeña y al son de chicheros caminaron en los alrededores.
Uno de los momentos que hicieron erizar la piel fue cuando entraron los mariachis a la única iglesia consagrada a Nuestra Señora del Rosario de Fátima que hay en la capital, los creyentes inundaron de júbilo el templo, estremeciéndose, algunos soltando lágrimas, otros con un desborde de alegría, y agarraban a sus hijos para invitarlos a seguir con aplausos el ritmo de los músicos. ???
No faltaron los testimonios de las intercesiones que la Virgen de Fátima había realizado en sus vidas. Laila Mariam contó que desde siempre había amado a la madre de Dios, pero que la amó más cuando intercedió por la salud de su esposo, quien estuvo a punto de perder la vida.
Carmen Muñiz esbozaba una sonrisa que parecía que el pecho se le iba a saltar, al preguntarle el motivo de alegría dijo que su familia es devota de la virgen de Fátima, y se emocionan con esta celebración que se hace todos los años, manifestó que la Virgen dijo que se debía rezar el rosario todos los días y que ella cumple ese mandato.
Fue la abuela materna de María Esther Guerrero quien desde pequeña le inculcó la devoción por la virgen, y se acuerda perfectamente cuando le decía: reza, reza, acompáñame a rezar el rosario, hija”.
“La virgen de Fátima es la patrona nuestra aquí en la Centroamérica¨, expresó orgullosamente Jorge Padilla, quien se despertó más temprano que de costumbre para estar presente en la iglesia y cantarle las mañanitas a la madre de Dios, esta vez bajo el nombre de la Virgen de Fátima, “quien es la misma virgen María, pero le pusieron Fátima por el lugar donde apareció” aclara don Jorge.
Este año la celebración es diferente porque se cumplen 100 años de las apariciones de la virgen en la localidad de Fátima en Portugal y además del júbilo por el centenario, el Papa Francisco hizo santos a dos (Jacinto y Francisca) de los tres pastorcitos a los que se les apareció.