Las puertas cerradas son un medio calsico de crear intigra. Cuandon pasamos a un juego o una película, todo el mundo quiere saber que hay detrás de esta barrera tan natural y artificial al mismo tiempo. Se puede llegar a generar toda una mitología con respecto a uno solo de estos elementos. Para encontrar una prueba no tenemos que irnos muy lejos. Esto fue exactamente lo que sucedió hace apenas unos diez años cuando se estrenó Call of Duty: Black Ops 2. Para toda una generación de jugadores, el videojuego con la puerta más misteriosa de la historia. Todo el mundo quería saber qué diablos había detrás de esa barrera.
El mapa de Nuketown es uno de los más populares en cualquier entrega de Call of Duty desarrollada por Treyarch. Es simple y frenético, aunque un tanto más justo que el mítico «Shipment» (Cargamento) de los Modern Warfare. Tanto es así que ha aparecido de una forma u otra en todas las ediciones de Black Ops hasta la fecha e incluso tuvo su propia versión para el modo zombies. Es aquí donde surgió el que durante mucho tiempo fue uno de los grandes misterios de la saga. Una puerta cerrada señalizada como la entrada a un búnker antinuclear que obsesionó a la comunidad durante mucho, mucho tiempo.
El modo zombies de Call of Duty es reconocido, además de por la experiencia de supervivencia infinita, por sus muchos easter eggs. Hay toda una narrativa detrás de los eventos que tienen lugar en este universo alternativo y suele descubrirse a través de secretos ocultos en los mapas. Casi todos los escenarios guardan al menos un fragmento de la historia que se desbloquea llevando a cabo pasos complejos que pueden ir desde disparar a ciertos objetos hasta descifrar códigos de lo más difíciles de entender.
Una puerta que intrigó a la comunidad de Call of Duty durante años
En este sentido, todos esperaban que Nuketown Zombies tuviera un easter egg y; claro; debía estar relacionado con la dichosa puerta del bunker. Era un elemento que ya había llamado la atención de muchos en los mapas multijugador y desde Activision incluso dieron lo que parece ser una pista falsa. Llegado el momento; si acuchillábamos la puerta del bunker podíamos escuchar a un personaje hablándonos desde la zona de dentro. En la mente de los jugadores esto daba pie a una conclusión evidente: si hay alguien dentro debe ser un espacio físico al que nosotros también podemos acceder.
Nadie sabía cómo, pero todos tenían claro que de algún modo se podría llegar ahí.Boznean; youtuber de Call of Duty Zombies muy popular en la época, subió un video que acumula ya más de 4 millones de visualizaciones explicando las supuestas pistas que había encontrado sobre como abrir el bunker. No era un tutorial, si no un proceso colaborativo con la comunidad relatando sus avances. Sin embargo; él mismo apuntaba algo. «Treyarch nos está troleando constantemente. Quizá haya easter egg o quizá no, estoy divagando un poco»; explicaba el creador de contenido.
En otra época esto se hubiera convertido en el equivalente de Call of Duty a los mitos sobre como capturar a Mew en la primera generación de Pokémon. De hecho; hubo muchas teorías que la gente trataba de comprobar. Por supuesto, todas terminaron siendo falsas, pero todavía podemos encontrar comentarios en redes sociales sobre el bunker que no datan de hace mucho tiempo y montajes basados en mapas creados por la comunidad o imágenes que se hicieron pasar como reales adjuntadas como prueba de que había realmente tras esa puerta.
Sin embargo, internet ya había madurado bastante antes del lanzamiento de Black Ops 2 y los ‘fakes’ se fueron desterrando. Los jugadores hicieron ‘data mining’ para demostrar que no había ninguna línea de código que confirmara la existencia de un easter egg relacionado con la dichosa puerta del bunker y solo hallaron pistas circunstanciales que permiten intuir que hacía Marston (la voz que nos habla desde el refugio) en esa zona del mundo. Incluso se llegó a romper el juego; activando un modo que permite atravesar paredes para ver que el mapa acababa en la puerta del bunker: no había nada por ningún sitio.
