El Barcelona visita el miércoles en la ida de octavos de final de la Champions al Nápoles, en busca de reaccción en un duelo de necesitados, que los italianos afrontan con nuevo entrenador tras la destitución fulminante de Walter Mazarri el lunes por la noche.
«Esta victoria nos viene muy bien para la moral, para la confianza, para creer», afirmaba el técnico del Barcelona, Xavi Hernández; tras la sufrida victoria liguera 2-1 contra el Celta arrancada de penal en el descuento el sábado.
El triunfo alivió a un Barcelona que llegaba presionado tras otro agónico empate 3-3 contra el Granada, pero no sirvió para despejar las dudas del juego azulgrana antes de medirse al Nápoles.
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«Su gol viene por un claro error nuestro porque no estamos concentrados», recordó Xavi, cuyo equipo sigue concediendo mucho en defensa.
El conjunto azulgrana ha encajado 34 goles en 25 partidos del campeonato español, cerca del triple de los que recibió en toda la temporada pasada; unas cifras que no se conocían a estas alturas de campaña desde la Liga 2000-2001.
Auténticos muros la pasada temporada, Jules Koundé y Ronald Araujo se muestran, especialmente el francés, más irrelugares en esta campaña.
A lo que se añaden los fallos en la presión adelantada, que tan bien les funcionó en el pasado a los azulgranas.
Con Pedri volviendo poco a poco a su nivel en el centro del campo, el Barça también se ha visto impulsado por las buenas actuaciones del joven extremo Lamine Yamal, del que Xavi afirmó que «compite muy bien».