Por segundo año consecutivo, la campaña del Barcelona en la Liga de Campeones terminó en la fase de grupos el miércoles; y el fracaso esta vez es mucho más difícil de enfrentar.
Los aficionados pueden entender por qué Barcelona batalló en los meses posteriores a la salida de Lionel Messi al inicio de la temporada pasada. Sin el astro argentino, el club no logró avanzar a la fase eliminatoria de la Champions por primera vez en cerca de dos décadas.
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El hecho de no conquistar títulos la campaña pasada, combinado con la enorme deuda que el club había generado en los últimos años del reinado de Messi, llevó a la nueva directiva del Barcelona a tomar la arriesgada decisión de vender parte de los derechos televisivos del club y otros activos a fin de poner a flote al equipo.
El hipotecar el futuro del Barcelona a cambio de 866 millones de euros permitió al presidente del club, Joan Laporta, invertir en nuevos talentos; incluyendo el delantero estrella Robert Lewandowski, el defensa Jules Koundé y el extremo Raphinha.
Básicamente, el club apostó todo esta temporada a riesgo de reducir los ingresos futuros.
¿Seguirá Xavi al mando del Barcelona?
La apuesta, argumentó Laporta, era necesaria para que el Barcelona volviera a alzar títulos ahora y recuperara su lugar entre la élite del fútbol europeo. Eso, a su vez, generaría más premios en efectivo, impulsaría las ventas de boletos y mercancías y haría que los patrocinadores quisieran gastar aún más para vincular sus marcas con un ganador renacido.
Es por ellos que debe ser difícil para los fanáticos aceptar que un Barcelona renovado ha sido eliminado en octubre del torneo más lucrativo y prestigioso de clubes. Para colmo de males, el Barcelona fue condenado a un tercer puesto incluso antes de ser goleado 3-0 por el Bayern Munich, líder del grupo, una vez que el Inter aseguró el segundo lugar con un triunfo sobre el Viktoria Plzen el miércoles.
“Entiendo que desde fuera se hable de fracaso, pero dentro hacemos otro análisis”, afirmó el técnico del Barcelona, Xavi Hernández. “El fracaso es para el que no lo intenta”.
Sin embargo, Xavi admitió que el equipo no había cumplido las expectativas.