Brasil está por emprender su sexto intento para añadirle una sexta estrella a su icónica camiseta de fútbol.
Pero las sensaciones son bastantes distintas a las cinco previas eliminatorias de Sudamérica. La Seleção está en modo transición, dirigida por un técnico interino, con su principal astro jugando en fuera de Europa y varias de sus perlas en horas bajas en cuanto a nivel o descartados por lesiones.
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El nuevo técnico Fernando Diniz, la mudanza de Neymar al Al Hilal de Arabia Saudí, la lesión de Vinicius Jr. y la sequía goleadora de Richarlison reflejan el momento de incertidumbre que rodea a Brasil al comienzo de la ruta al Mundial de 2026.
Para colmo, la Canarinha siente ahora una mayor presión debido a que su archirrival, Argentina, se alardea como el reinante campeón del mundo.
Diniz, un estratega con pocos títulos pero de profunda vocación ofensiva, inicia su interinato el viernes en la ciudad amazónica de Belem ante Bolivia.
No se prevé que permanezca mucho tiempo en el cargo. El técnico de Fluminense, aún al mando del club, estará al frente de la selección a la espera que el italiano Carlo Ancelotti complete su contrato con el Real Madrid al final de la temporada.
Los dirigentes del fútbol brasileño dan por hecho Ancelotti, de 64 años, será el timonel de la Seleção en la Copa América el próximo julio en Estados Unidos; con la idea de que Diniz será uno de sus ayudantes. Pero Ancelotti no se ha pronunciado públicamente sobre si se convertirá en el primer técnico permanente del equipo nacional.