Ni copiando la fórmula del orden y equilibrio “a la europea” le alcanza a Brasil en la Copa del Mundial.
El pentacampeón mundial y último sobreviviente de Sudamérica en Rusia sucumbió 2-1 el viernes ante Bélgica por los cuartos de final y por cuarta cita seguida quedó eliminado a manos de un seleccionado europeo.
En un tiro de esquina lanzado por Eden Hazard, la pelota se desvió en el antebrazo de Fernandinho y se metió contra su propia valla a los 13 minutos en el estadio Arena de Kazán.
Sacudiéndose de una marca negativa ante seleccionados sudamericanos, los belgas ampliaron la cuenta a los 31 con un contragolpe que inició Romelu Lukaku en su propio campo. El delantero del Manchester United eludió a dos brasileños y abrió para Kevin De Bruyne, quien selló la jugada con derechazo cruzado.
Bélgica, que había perdido en sus tres últimos enfrentamientos ante sudamericanos, jugará las semifinales por primera vez desde 1986. Su próximo rival será Francia, que más temprano había derrotado 2-0 a Uruguay en Nizhny Novgorod.
Hasta este compromiso, Brasil había sacado chapa de favorito más por su equilibrio y solidez defensiva que por la calidad del medio hacia delante con Neymar, Coutinho y Gabriel Jesús. Y el único gol que había recibido antes de este partido había sido el empate de Suiza 1-1 en el debut.
Con el peso de la desventaja por primera vez sobre sus espaldas, Brasil fue un equipo terrenal.
Neymar, la única megaestrella que seguía en carrera tras las partidas tempranas de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, fue presa fácil de una red de camisetas rojas.
Una sola vez Brasil tomó desprevenida a la defensa belga. Fue a 15 minutos del final cuando un centro Coutinho encontró sin marca al recién ingresado Renato Augusto, que anotó el descuento de cabeza.
El gol revitalizó a los dirigidos por Tite, que sin nada para perder fue por su presa. El propio Renato casi empató con un zurdazo apenas desviado.
En tiempo de adicional, Neymar coqueteó con el empate con un impresionante remate desde la puerta del área Courtois saco milagrosamente al tiro de esquina con la punta de sus dedos.