Podriamos estar en presencia del mejor mundial en la historia por varias razones.
Si alguien está pensando que este Mundial tiene los ingredientes para ser uno de los mejores de la historia, tan sólo los números al concluir la etapa de grupos hacen pensar que ello podría ser cierto. Salvo por algunos cuantos partidos soporíferos, prevaleció el componente fundamental de cualquier espectáculo: la incertidumbre.
Los encuentros fueron más apretados que nunca. Las potencias tradicionales aún dominan, salvo por Alemania — la destronada campeona mundial —, que ya se lame las heridas en casa. Pero los llamados países “chicos” están cada vez más preparados y son más ambiciosos, lo que reduce la brecha. Panamá, en su primera participación en un mundial, fue el único equipo que lució como pez fuera del agua.
El resultado más común en los 48 encuentros fue 1-0, lo que empató un récord al registrarse en 13 ocasiones. Eso no solo demuestra lo apretados que fueron los duelos, sino que los equipos han mejorado para proteger su ventaja. Uno de los mejores ejemplos fue el triunfo de México sobre Alemania. En la segunda mitad del partido en el Estadio Luzhniki de Moscú, los alemanes realizaron 17 disparos, tuvieron seis tiros de esquina y seis tiros a gol, y ni así pudieron igualar la pizarra tras el gol de Hirving Lozano en la primera mitad.
Desde que la Copa del Mundo se expandió a su formato actual de 32 equipos en 1998, solo se había registrado tal cantidad de resultados de 1-0 durante la fase de grupos en una ocasión. Fue en Sudáfrica 2010, cuando los equipos tuvieron problemas para marcar con el balón Jabulani. Los 16 equipos que avanzaron en esa ocasión lo hicieron con tan solo 67 anotaciones, la cifra más baja de la historia.
En la edición actual lo hicieron mucho mejor con 83 tantos. Fueron un poco menos que los 90 goles de Brasil 2014 y por debajo del récord de 91 en la etapa de grupos de 2002, pero aún demuestra la intención ofensiva que se ha visto en Rusia.
Otros números
—Otra cifra que ilustra la reducción en el margen entre ganadores y perdedores fueron los 24 cotejos decididos por un gol, un nuevo récord. En 11 de esos partidos, los dos equipos anotaron. Eso refuerza la percepción de que la etapa de grupos fue entretenida, con mentalidad ofensiva y con éxito frecuente para la misma.
—Mayor evidencia de que los equipos no se reservaron: Solo hubo nueve empates, lo que iguala la cifra más baja de la historia alcanzada hace cuatro años en Brasil. Durante el primer Mundial con 32 equipos, la tercera parte de los partidos de la primera etapa terminó igualada, obviamente, otro récord. Y en esta ocasión algunos de los empates fueron espectaculares, ninguno más que el 3-3 entre Portugal y España en el que Cristiano Ronaldo anotó de tiro libre en los últimos minutos para concretar su triplete e igualar el marcador.
—Solo en una ocasión, Dinamarca contra Francia, los aficionados salieron del estadio sin ver un gol. Nuevamente, un récord de menos partidos sin goles que refleja la ambición de los equipos y la considerable mejoría respecto a ediciones pasadas. En Brasil hubo cinco empates sin goles, apenas por debajo del récord en el formato actual, alcanzado en Sudáfrica.
—Nuevamente se vieron triunfos abultados en la etapa de grupos (Rusia 5-0 Arabia Saudí; Inglaterra 6-1 Panamá), pero no tan dominantes como en torneos previos (Portugal 7-0 Corea del Norte en 2010; Alemania 8-0 Arabia Saudí en 2002). Solo hubo ocho partidos en los que se marcaron al menos cuatro tantos. Eso iguala la cifra más baja de Sudáfrica y una considerable reducción respecto a 2014, cuando hubo 16 partidos de al menos cuatro goles en la primera fase. Eso refleja una vez más la manera en que países más pequeños frustraron a equipos y jugadores estelares en esta ocasión, resaltando la cátedra de Islandia para impedir que Lionel Messi se reflejara en el marcador durante el empate de 1-1 en el Estadio Spartak de Moscú. Pero Messi se redimió con un espectacular tanto ante Nigeria, el gol 100 del torneo y candidato a la mejor anotación del Mundial, al controlar el balón mediante el muslo y el pie izquierdo con increíble fluidez antes de concretar de pierna derecha.
Desde luego que hubo errores en la primera fase, pero no hubo grandes escándalos. El uruguayo Luis Suárez no mordió a nadie, mejorando su actuación de 2014, y los franceses no se han ido a huelga, como sucedió durante su eliminación prematura de 2010. Se sancionó un récord de 24 penales, 18 convertidos, un desafortunado efecto secundario del debut del videoarbitraje en el Mundial, que ha evidenciado los errores de arbitraje, pero también ha interrumpido los partidos sin dejar de causar controversia. Y el uso de tarjetas amarillas como criterio de desempate, que eliminó a Senegal y mantuvo con vida a Japón, parece injusto ante el hecho de que algunos árbitros tienen más tolerancia que otros.