Portugal fue primero de grupo durante muchos minutos, terminó siendo segundo tras encajar un gol de penalti en el tiempo añadido e incluso pudo irse a casa si Taremi hubiese estado más acertado en el mano a mano ante Rui Patricio cuando el partido ya era una locura.
En poco más de noventa minutos, sobre el verde del Mordovia Arena se vivió de todo. Golazo de Quaresma, Cristiano Ronaldo falló un penalti, el VAR dio una pena máxima al equipo de Carlos Queiroz e incluso la estrella portuguesa pudo ser expulsado. La primera fase del Mundial empieza a ver su fin y los partidos son montañas rusas constantes.
Carlos Queiroz planteó un partido muy diferente respecto a la cita frente a España del pasado miércoles. Los persas quisieron llegar al área rival y no estuvieron tan duros como en su última cita. No pagaron gravemente la inseguridad de Beiranvand por alto y dejaron sus deberes para el final.
Aguantaron el ímpetú de una Portugal que no encontró a Cristano. El madridista estuvo muy bien frenado con la maraña defensiva iraní y estuvieron cerca de soñar. Pudieron ser el primer país de Asia central en pasar a octavos, pero la pelota no quiso entrar. Se van con la cabeza alta.
Falló como falló antes, en el 52' el propio Cristiano Ronaldo un penalti que también decidió el VAR. Aunque más que errarlo el luso, lo paró Beiranvand. Ahí comenzó a gestarse la épica de Irán y la casi tragedia de una Portugal que bien pudo terminar clasificada, pero sin su jugador estrella para los octavos. En el 81' el trencilla recurrió de nuevo a la tecnología para decidir si expulsaba o no al mismo Cristiano Ronaldo tras golpear en la cara de Puraliganji. Todo quedó en susto. Cuestión de interpretación.
¿Y el resto del partido? Una mescolanza de largas posesiones lusas incapaces de abrir la lata de Irán, que de menos a más se fue sintiéndose cómoda en el encuentro hasta generar riesgo en la meta de Rui Patricio en la segunda mitad. Sólo el golazo de Quaresma al borde del descanso (un latigazo con el exterior a la escuadra) regó de brillantez un duelo mediocre, pero tenso. Espectacular. El fútbol es maravilloso.