Un rato de Eriksen es mucho y no da más Dinamarca

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Australia no pudo pasar del empate ante una Dinamarca que aprovechó una de las pocas ocasiones en las que el balón cayó a Eriksen cerca del área para marcar. Tras el empate de penalti, el equipo aussie buscó el gol con más determinación que su rival, pero entre la falta de acierto y un oportuno Schmeichel el marcador ya no se movió del 1-1 que es oro puro para el conjunto europeo y que obliga a la selección oceánica a buscar un milagro en la última jornada. 

Confesaba el seleccionador danés Age Hareide que su equipo había traicionado su filosofía de juego en la jornada inaugural ante Perú. Su estrella Eriksen deambuló en tierra de nadie ante el envío de balones largos y la victoria de Dinamarca no tuvo brillo.

Si la idea de Dinamarca era dar protagonismo a la estrella del Tottenham, lo consiguió a las primeras de cambio. Eriksen aprovechó una genial dejada de espaldas del delantero Jorgensen para fusilar a Matthew Ryan sobre la línea del área. El jugador danés, que ha marcado 17 en los últimos 20 partidos de su selección, empaló el balón con la tibia izquierda y el disparo entró con violencia en la portería contraria.

 

Apenas volvió a aparecer el talentoso jugador danés, salvo en acciones a balón parado, bien vigilado por Mooy y Jedinak en el centro del campo australiano. La selección aussie, sin nada que perder tras la derrota en la jornada inaugural, dio un paso adelante en busca de un gol que le diera oxígeno para la tercera jornada. Fue Mathew Leckie el futbolista australiano que más peligro llevaba con acometidas desde la derecha y por el centro. El centrocampista del Hertha de Berlín provocó el penalti de Poulsen que dio origen al empate a uno al transformar Jedinak la pena máxima en el minuto 39. 

Necesitó el árbitro Mateu Lahoz la asistencia del VAR para decretar la pena máxima, después de que en directo no apreciara ninguna acción punible. Lo cierto es que es el remate de cabeza de Leckie iba a portería y que el jugador danés saltó sin mirar el balón. La guerra psicológica de Schmeichel antes del lanzamiento no ejerció ningún efecto sobre Jedinak, que transformó con seguridad a la izquierda del portero.

Con el empate, Australia gobernó el partido con mayor autoridad. Tenía más el balón y se mantenía más tiempo en campo contrario. Dinamarca se iba arrugando, con Eriksen ahogado entre las dos líneas de cuatro del dibujo habitual de Van Marwijk. El entrenador holandés, además, mejoró a su equipo con los cambios. Arzani le dio un punto de atrevimiento al ataque aussie, Irvine mejoró las prestaciones de un fundido Rogic y Juric entró por el lesionado Nabbout.

En Dinamarca, ni Braithwaite ni Cornelius mejoraron el panorama. Conforme caían los minutos, el empate se convertía cada vez en mejor resultado, sobre todo ante el temor de perder el punto frente a una Australia superior. Schmeichel se lució con un par de buenas intervenciones frente a Arzani y Leckie y el marcador ya no se movió.