El FC Barcelona falló en su visita a la UD Las Palmas (1-1) y vio reducida su ventaja a cinco puntos con su inmediato perseguidor, el Atlético de Madrid, con el que se enfrentará el próximo domingo en un choque decisivo para clarificar el campeonato.
El conjunto azulgrana, obligado tras la goleada rojiblanca del día anterior ante el Leganés, con cuatro tantos y exhibición del delantero francés Antoine Griezmann (4-0), pierde así parte de su colchón de seguridad antes del gran duelo que se disputará en el Camp Nou.
Ernesto Valverde, entrenador del Barcelona, cumplió su palabra de darle la misma importancia a este partido que al del próximo domingo, y no se guardó muchas cartas en la manga.
Piqué y Rakitic fueron suplentes, pero el goleador Luis Suárez, a una tarjeta amarilla de ser sancionado, formó en el once inicial, y suya fue la primera gran ocasión, en el minuto 8, en un dos contra uno junto a Messi que salvó Chichizola, tras una mala definición de la jugada por parte del argentino. Aún así, al charrúa se le vio menos guerrero que otras veces, intentando evitar los conflictos.
Valverde preveía una presión alta de Las Palmas, y así ocurrió, con marcajes muchas veces individuales, una decisión muy arriesgada, al quedar desguarnecida su línea defensiva. Además, las pérdidas de balón condenaron al equipo amarillo, que a los veinte minutos ya tenía a tres de sus defensas amonestados.
Aún así, los locales demostraron la valentía que pedía su entrenador y crearon peligro en algunas llegadas, pero Messi se encargó de frustrar todo el ánimo amarillo con un golazo de falta directa; el astro argentino clavó el balón cerca de la escuadra, en un estadio, el Gran Canaria, donde nunca había marcado.
Antes ya lo había intentado en una posición parecida, pero su compatriota Chichizola le desvió el balón a córner.
En la segunda, Messi no perdonó y sorprendió al portero por su palo, en una falta protestada, porque el árbitro señaló la infracción después de haber concedido primero la ventaja en la conducción del argentino.
El control del Barça era absoluto, pero parsimonioso, y la presión de la Unión Deportiva disminuía en intensidad por momentos. Pero al líder le faltó la brillantez de otras ocasiones para anotar un segundo gol e irse al descanso más tranquilo.
Eso sí, apenas sufrió atrás el equipo de Valverde. Salvo en un remate forzado de Calleri, y un disparo lejano y desviado del nigeriano Etebo, Las Palmas no le creó muchos problemas.
La polémica comenzó en la última jugada del primer tiempo y siguió tras el descanso.
Primero, Chichizola salió fuera de su área a cortar una llegada en solitario de Suárez y, tras tocar primero con el pie, el portero acabó rechazando con su mano izquierda, pero Mateu Lahoz no la consideró voluntaria, porque de ser así, debió expulsarlo.
Nada más comenzar el segundo tiempo, el árbitro valenciano señaló un controvertido penalti a favor de Las Palmas por un presunto agarrón de Sergi Roberto a Aguirregaray, o una mano de Digne tras golpear el balón en el poste. Tras el desconcierto general por la decisión, Calleri convirtió la pena máxima por la escuadra (1-1).
El gol no terminó de despertar al Barça, que tuvo que recurrir al brasileño Philippe Coutinho y al croata Ivan Rakitic para buscar soluciones más allá de las arrancadas de Messi, mientras Las Palmas crecía en el partido, muy atento en todas las ayudas defensivas.
También se incorporó el francés Ousmane Dembélé en el último cuarto de hora, pero la sensación del choque era que solo una genialidad de las estrellas del Barça podía desatascar el encuentro para un equipo azulgrana extrañamente previsible, muy lento en sus acciones, y hasta errático en muchos pases.
La Unión Deportiva incluso pudo acabar con la condición de invicto de su rival en un contraataque en el que Tana no pudo conectar con Halilovic.
El equipo grancanario acabó el choque fundido, resistiendo el asedio visitante -se llegó al minuto 96-, pero con el premio final de un punto inesperado, celebrado como una victoria, después de un gran trabajo defensivo.