Jamás fue una estrella del fútbol ni mucho menos de la farándula, pero al final del camino el futbolista Philip Mulryne encontró su verdaddera vocación, por lo que dejó el balompié para convertirse en sacerdote católico.
A sus 40 años, el ex mediocampista canterano del Manchester United prefirió colgar los botines para convertirse en el capellán de Newbridge College, una escuela secundaria irlandesa y católica cercana a Dublín.
Nacido en Belfast, Irlanda del Norte, el 1 de enero de 1978, Philip Patrick Stephen Mulryne (su nombre completo) se formó en los 90 en la cantera del Manchester United, llegando a debutar con el primero equipo bajo las órdenes de Sir Alex Ferguson.
En 1999 se marchó al Norwich City, con el cual consiguió el ascenso a la Premier League. Tras ello puso rumbo a Cardiff, donde jugó durante una temporada y media. Además, formó parte del Leyton Oriente algunos meses y terminó jugando en el King´s Lynn FC.
Fue seleccionado de Irlanda del Norte en 27 ocasiones, pero acabó siendo expulsado tras una noche de fiesta.
Como futbolista vivió de forma excesiva: Se compraba varios coches a lo largo del año, salía con distintas modelos e incluso quemó dinero, pero llegó el momento en el que se dio cuenta de que aquella vida no era la suya.
“No me gustó la grandeza de ser un profesional. El dinero, los clubes nocturnos, las mujeres… Todo eso estaba bien con 20 años, pero cada vez me sentía más insatisfecho con mi vida”, afirma.
“Me encanta pasarla bien. Me compré tres o cuatro coches en un año porque estaba aburrido y siempre quería más. Nunca fue suficiente. Pensé que ese estilo de vida me iba a hacer feliz”, añadió el ahora sacerdote.
Una vez retirado, se declaró en bancarrota y decidió prestar sus servicios a Dios. "Mi vida como futbolista tenía un propósito, pero creo en la idea de tener cuerpo y alma. Usé mi cuerpo para jugar al futbol y mi alma me llevó a seguir esta vocación", afirma.