Lionel Messi sacó la varita mágica con una asistencia de lujo que Luis Suárez convirtió en gol, y el Barcelona venció el sábado por 2-0 en cancha del Alavés para ampliar provisionalmente su colchón de puntos en la cima de la liga española.
El invicto Barsa cuenta 62 unidades por la 24ta fecha, en esperas de que el escolta Atlético de Madrid reciba el domingo al Athletic de Bilbao con la misión de rebajar los 10 puntos que le separan de la punta.
El tercero Valencia, a 16 del conjunto catalán, recibe al colero Málaga al término de la jornada, mientras que el cuarto Real Madrid cerrará la programación dominical visitando al Betis.
Messi no añadió a su cuenta de 20 dianas ligueras, pero participó de los dos tantos del Barsa, obra de Suárez y Jordi Alba a los 16 y 88 minutos respectivamente.
“Sufrimos y nos costó ganar. Pero luego espabilamos”, reconoció Alba.
El Eibar sufrió a los 66 la tercera expulsión del chileno Fabián Orellana frente al equipo catalán, y quedó anclado en el séptimo puesto de la clasificación con 35 puntos.
En otros partidos, Sevilla derrotó por 2-1 a Las Palmas con goles de Wissam Ben Yedder y Pablo Sarabia, y se puso momentáneamente quinto con 39 unidades.
El argentino Jonathan Calleri descontó de penal por Las Palmas.
Munir El-Haddadi marcó el gol del triunfo del Alavés, 1-0 sobre el penúltimo, Deportivo la Coruña.
Los alavesistas, actuales 14tos, han ganado siete de 11 partidos desde el arribo del técnico Abelardo Fernández.
El Eibar incomodó al Barsa, aplicando una presión avanzada que le generó no pocas ocasiones de gol, como un cabezazo de José Angel “Cote” y un peligroso zapatazo de Orellana al inicio del choque.
Pero los armeros también facilitaron espacios a la espalda de su línea defensiva, que Messi explotó como nadie para decantar nuevamente la balanza, esta vez en rol de asistente de lujo.
Las victorias barcelonistas suelen encaminarse una vez entrado en calor el arquero Marc-André ter Stegen, quien tocó trompeta de asalto con dos paradas ante Kike García e Iván Ramis.
Desperezado el equipo visitante, cayó el gol inaugural de la cuenta de Suárez y por obra y arte de Messi, quien sacó de su infinito armario de disfraces el camuflaje de submarino de guerra.
Sumergido entre aguas, el astro argentino acudió a recibir munición de Sergio Busquets, dio un golpe de timón, sacó el periscopio para avistar la trayectoria paralela y aparentemente inocua de Suárez, y filtró un sorpresivo torpedo diagonal que desnudó a la zaga armera y dejó al charrúa solo frente al arquero. Un quiebro y derechazo bastaron al goleador para cantar su 17ma diana del torneo e impulsar al Barsa al descanso, que alcanzó con ventaja pese a un nuevo tiro al travesaño de Orellana.
También impactó la madera Messi tras repetir combinación con Suárez, al que volvió a buscar tras la reanudación, pero el uruguayo mandó a la grada el pase horizontal.
Enfrente, Orellana intentó emular al cinco veces ganador del trofeo Balón de Oro con una escapada por banda derecha y cesión a Takashi Inui, quien disparó fuera.
Pese a la nueva exhibición de Messi, el resultado seguía estando entredicho para el equipo de Ernesto Valverde, quien relevó a Andrés Iniesta por Philippe Coutinho con media hora por jugar, pensando en el duelo de Liga de Campeones, el martes contra el Chelsea.
Las diferencias obvias entre Orellana y Messi quedaron amplificadas en la absurda acción que supuso la expulsión del chileno, infantil en la reacción de una decisión arbitral, que resolvió con un manotazo al balón y resultó en su segunda tarjeta amarilla.
Desquiciado, el Eibar permitió otro remate de Messi a pase de Coutinho, y tuvo fuerzas para probar de nuevo con un latigazo de Inui.
Pero la superioridad numérica acabó pasando factura al cuadro local, impotente además para controlar a Messi, quien regaló otro caramelo a Aleix Vidal antes de participar nuevamente del segundo tanto, al forzar un rechace del arquero que sí rebañó con éxito Alba.
“El Eibar arriesgó y nos complicó mucho, lo pasamos mal. Con la expulsión fue más sencillo. Era muy importante ganar, tras dos empates seguidos. El martes es otra película”, analizó Valverde.