El Numancia, equipo de la Segunda división española, agravó el mal momento de un Real Madrid bloqueado mentalmente, que se dejó llevar con ventaja en el marcador clasificado para los cuartos de final de la Copa del Rey y acabó encajando otro mal resultado sin reacción de la 'segunda unidad'.
En la irregularidad saltó a escena el plan B de Zinedine Zidane con la obligación de mejorar el panorama gris que marca la temporada madridista. Sin continuidad en sus apariciones, con la necesidad de motivarse en una eliminatoria sentenciada y ante un rival menor, los de Zidane saltaron con el objetivo de agradar al madridismo en una noche gélida en un Bernabéu semi vacío y se acabaron llevando la bronca de los pocos madridistas que aguantaron en la grada.
Las buenas intenciones no fueron asociadas de brillantez. Como ocurrió ante un Segunda B como el Fuenlabrada, el Numancia tuteó al gigante y acabó encerrándolo para conseguir un empate como premio a su esfuerzo. Con descaro, sabiendo que aspirar a la remontada era una utopía por mucha crisis que viva el Real Madrid, pero con ganas de disfrutar de una experiencia única en un gran estadio al que quieren volver con asiduidad.
Con buen gusto con el balón en los pies y el estreno de Saúl en el lateral izquierdo, recién cedido por el Dépor, arrancó el duelo con minutos de tanteo, apariciones de calidad de Marco Asensio, que chutó al lateral de la red en el primer acercamiento a los 9 minutos, y asociaciones con Ceballos que siempre que juega sale a divertirse.
A los 10 minutos Carvajal demostró lo importante que es en el Real Madrid. Sus subidas con centros medidos son un arma irrenunciable para Zidane. De su rosca y el movimiento de Mayoral arrastrando los centrales, se benefició Lucas Vázquez que cabeceó picado a la red.
Todo se ponía a favor para ganar confianza los jugadores madridistas pero les faltó determinación. Los movimientos de un incansable Mayoral nunca encontraban buenos centros, los intentos de Asensio siempre fueron en vano y faltaron tiros a puerta para sentenciar el duelo. El Numancia sintió que podía firmar un resultado histórico y se lanzó por él.
Higinio comenzó a inquietar hasta que cayó lesionado. Era el héroe numantino de la Copa y cedió el testigo a Guillermo que se salió. En su primera aparición ya había marcado. Al borde del descanso la buena salida de balón de Larrea encontró la carrera por la izquierda de Mateu y su pase fue un regalo para el punta.
Cualquier rival tiene ocasiones esta temporada en el Bernabéu y de su acierto depende el resultado. Por orgullo salió el Real Madrid en el segundo acto por la victoria, con la clasificación en el bolsillo pero intentando responder ante la obligación.
Planteó un partido de ida y vuelta, cediendo a Larrea la opción de comenzar chutando desde la frontal, con la seguridad de que la diferencia de calidad marcaría el duelo. Error pese a que volvió a adelantarse en el marcador. De nuevo tras acciones de un Asensio con ansiedad por brillar y excesivo individualismo en varias acciones. Tras una elástica para enmarcar de Ceballos que acabó en disparo de Nacho rozando el larguero como aviso.
Un cambio de ritmo de Kovacic en su jugada característica rompiendo líneas desde el centro del campo provocó el segundo tanto blanco. El centro de Asensio lo mataba de cabeza Mayoral para asistir a Lucas Vázquez que fusilaba arriba su doblete.
El que debía ser tanto de la sentencia acabó siendo el de la relajación para un Real Madrid que cedió la posesión al Numancia y le permitió crecer de nuevo en el partido. Zidane metió a Isco y recibió un castigo a un cambio incomprensible. Quitó a su único delantero, Mayoral, para meter a Casemiro.
Las llegadas del Numancia comenzaron a sucederse en la recta final con Dani Nieto generando peligro con cada centro. Casilla salvaba un mano a mano a Nacho, veía como Kovacic salvaba un remate a placer de Pere Milla y nada podía hacer con su estirada al bonito cabezazo de Guillermo que ponía el sonrojante empate a dos para el madridismo. El mismo resultado en la vuelta en el Bernabéu en dos eliminatorias ante equipos menores y con la incertidumbre de lo que está por llegar en el momento más bajo de la era Zidane.