La contratación de Neymar por una cifra récord, de confirmarse, será un gran golpe para el París Saint-Germain y para el emirato de Catar.
La llegada de alguien tan codiciado como Neymar reforzará la imagen de estabilidad de Catar entre aliados e inversionistas, dos meses después de verse enfrascado en una agria disputa diplomática con sus vecinos.
El rico emirato petrolero, sede de la Copa Mundial de fútbol del 2022, siempre trató de aprovechar el deporte para elevar su estatura. Y la contratación de una de las figuras más rutilantes del mundo deportivo no hace sino reafirmar eso.
El desembolso de 222 millones de euros (262 millones de dólares) para rescindir el contrato de Neymar con Barcelona es el paso más ambicioso que dan los cataríes en los siete años que llevan tratando de llevar al PSG a la cima del fútbol mundial.
“Están tratando de sumar puntos”, sostuvo Christopher Davidson, que enseña política del Medio Oriente en la Universidad de Durham en Inglaterra. “Parece mucho dinero, pero comparado con los cientos de miles de millones que hay en juego en torno a la Copa Mundial, lo de Neymar será visto como una buena inversión de Catar”.
“Demuestra que tienen dinero disponible y alguna liquidez como para seguir siendo tomados en serio”.
Catar lanzó una ofensiva de relaciones públicas en respuesta a acusaciones de Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Bahréin de que apoya a extremistas.
Catar lo niega terminantemente y dice que el boicot impulsado por sus rivales regionales busca hacerla cambiar su política exterior y minar su soberanía, ya que la única frontera terrestre de esta nación rica en gas natural ha sido cerrada por los sauditas.
Los astros del fútbol no han dejado de ir a Doha, lo que ayuda a dar la impresión de que Catar capea el boicot.
Tres jugadores de Barcelona –Gerard Piqué, Sergio Busquets y Jordi Alba– visitaron recientemente una academia de fútbol y hablaron con aficionados en un centro comercial de la capital catarí. Alba fue fotografiado firmando una camiseta con una imagen del emir Tamin bin Hamad Al Thani que ha pasado a ser símbolo de la resistencia al boicot. Previamente Xavi, ex astro de Barcelona que ahora juega en Catar, difundió un video en el que pide “el fin del bloqueo a Catar”.
Las autoridades cataríes destacan que el bloqueo no afecta las obras con miras a la Copa Mundial. Pero admiten que los costos de importaciones como comida y medicinas subieron mucho, pues tienen que llegar por aire o por mar a través de puertos distantes.
Catar fue sede de los Juegos Asiáticos del 2006 y de la final de la Copa Asiática en el 2011, y monta anualmente eventos de tenis y motociclismo.
Pero nada se compara con la Copa Mundial, que será la primera en el Medio Oriente y se jugará en ocho sedes en una nación de poco más de 11.500 kilómetros cuadrados.
“La contratación puede demostrar que Catar sigue siendo viable, capaz de ejercer influencia internacional”, manifestó Davidson, el experto en el Medio Oriente.