El Barcelona ganó al Real Madrid el primer clásico de la historia en Estados Unidos, en un encuentro de pretemporada que ambos equipos se tomaron más en serio que cualquier otro partido amistoso desde que el balón echó a rodar.
Messi, Rakitic y Piqué para el Barça y Modric y Asensio para el Madrid pusieron los cinco goles de un choque marcado por los rumores sobre la posible salida de Neymar al PSG, ya que el brasileño pudo haber jugado en Miami sus últimos minutos como azulgrana.
Aunque el duelo solo valió para el torneo veraniego International Champions Cup (ICC), los titulares de Madrid y Barça cambiaron el chip de mediados de julio cuando se vieron frente a frente y un inusual ritmo competitivo floreció desde que el marcador se abrió a los tres minutos.
Quienes lo disfrutaron fueron los 65.000 espectadores que abarrotaron el Hard Rock Stadium de Miami Gardens (EE.UU.), que vieron un espectáculo que algunos en Miami habían calificado como el mayor evento deportivo en la historia de una ciudad que ha acogido hasta diez Super Bowls.
Con entradas entre los 600 y los 4.500 dólares y un gran despliegue para el concierto de Marc Anthony que encendió aún más a la hinchada latina, el clásico de Miami fue una fiesta en la que el fútbol acompañó.
Messi se encargó de que la acción comenzase pronto, en concreto en el minuto tres de juego, cuando agarró la bola en la frontal, regateó hacia dentro a Marcelo y disparó con el interior de su pierna izquierda.
La pelota dio en Ramos e hizo un globo al que Keylor Navas no llegó.
El gol impulsó al Barça ante un Real Madrid dormido y desorganizado que acumuló muchos errores en defensa en los primeros compases.
Tantos que, en una de las siguientes llegadas, Neymar centró raso hacia la media luna, lugar en el que esperaba el croata Ivan Rakitic para engancharla al primer toque y mandarla a la red con un chut ajustado al palo izquierdo de Navas.
Zidane juntó líneas de inmediato para detener el ímpetu del Barça y, aunque la pelota seguía siendo azulgrana, otro croata, Mateo Kovacic, salió al rescate del Madrid.
En línea de tres cuartos, el mediocentro tiró una pared con Asensio y después dribló a Piqué pasándose la pelota con rapidez de izquierda a derecha.
Desde la frontal y sin oposición, lanzó de manera potente a media altura, lejos de Cillessen, y volvió a meter a los blancos en el partido, al primer clásico fuera de España desde 1982.
Las gradas del Hard Rock Stadium viraban con un encuentro loco que, en el minuto 14, ya tenía tres goles en el marcador.
El Madrid se metió de lleno en la contienda, igualó la intensidad de su rival y aparecieron entonces los primeros "piques", tradicionales en los clásicos.
Neymar se encaró con Carvajal en un encontronazo en la banda y a partir de ahí ambos futbolistas se lanzaron frases durante todo el encuentro.
El madridista incluso le propinó un codazo que quedó sin castigo por el estadounidense Jair Marrufo, pero Neymar no entró al trapo.
Entre los rumores por su marcha, el brasileño fue el más activo en el cuadro dirigido por Valverde, contó con varias ocasiones y no dejó de buscar el gol, sin fortuna, hasta que fue sustituido en el minuto 72.
Por el Madrid, lo más destacado fueron las continuas apariciones de Marco Asensio, que además empató el duelo pasada la media hora con una carrera velocísima desde el centro del campo hasta la frontal, donde cedió la pelota a Bale y la recibió de nuevo solo en área pequeña.
El mallorquín fusiló a Cillessen y se permitió el lujo de hacerlo por el palo corto del portero.
Una falta lanzada desde el lateral por Neymar, que dio su segunda asistencia de gol de la noche, la remató Piqué en el área pequeña para decidir el partido al comienzo de la segunda mitad, que a la postre tuvo mucho menor ritmo con los carruseles de cambios de Zidane y Valverde.