El Real Madrid reservó a sus estrellas el sábado, pero Isco Alarcón reclamó su condición de astro con un doblete decisivo para remontar y ganar agónicamente por 3-2 en cancha del Sporting de Gijón.
Con el segundo gol de Isco en el último minuto, el puntero amplió momentáneamente a seis unidades su ventaja sobre el escolta Barcelona, que recibe a la Real Sociedad al cierre de la jornada, y visitará al equipo blanco el próximo domingo en el clásico; un cruce que se antoja clave, a falta de siete fechas para el final del campeonato.
Los blancos tienen un partido pendiente contra el Celta de Vigo, aunque deberán espabilar tras casi hilvanar dos empates seguidos en liga, pese a que el Barsa no aprovechara el 1-1 ante el Atlético de Madrid la pasada fecha, al caer 2-0 en Málaga.
El técnico del Madrid, Zinedine Zidane, no convocó a Cristiano Ronaldo ni Karim Benzema, para darles descanso para el partido del martes ante Bayern Munich que definirá un puesto en las semifinales de la Liga de Campeones. Tampoco estuvo la tercera pieza del tridente de ataque, Gareth Bale, quien sufrió su enésima lesión en la victoria 2-1 de la ida en Alemania.
El triunfo liguero fue sufrido para los merengues, que empezaron perdiendo con un gol de Duje Cop a los 14 minutos, igualaron por vía de Isco (17), y nivelaron de nuevo gracias a Alvaro Morata (59) el tanto previo de Mikel Vesga (50) por el Sporting.
No hubo más dianas hasta el último minuto, momento en que apareció de nuevo Isco para definir el choque, y allanar de paso el camino al título.
"Isco se lo merece, como el resto. Sufrimos mucho. Tuvimos poco tiempo para descansar. Nos dejamos la piel. Los que entraron lo hicieron fenomenal. Ahora toca pensar en el Bayern", dijo el lateral Marcelo.
En el primer partido de la jornada, Joselu y Pedro Mosquera marcaron y el Deportivo de La Coruña derrotó 2-0 al Málaga para sumar tres puntos que lo alejan del descenso.
El Deportivo frenó una racha de cuatro partidos sin ganar, y se ubicó a nueve puntos de la zona caliente con 31 unidades.
El Atlético, tercero recibe a continuación al colista Osasuna.
Pese al once desvirtuado, el Madrid se hizo mayormente con el control del partido en Gijón, aunque pareció tomarse el arranque con algo de parsimonia, registrando un cabezazo alto de Lucas Vázquez antes del gol del Sporting, anotado de volea por Cop.
Descuidado por la defensa, el croata se infiltró en el área y remató con la diestra un pase bombeado por Vesga a la espalda de Nacho Fernández y Sergio Ramos quienes, con sus compañeros del mediocampo con el asistente, pecaron de falta de intensidad en la presión.
El roto lo enmendó Isco con un golpe de genio en el área rival, donde controló un cruce raso y sorteó hasta tres rivales pasándose la pelota por detrás del talón y alojándola en el rincón más lejano de inapelable zurdazo.
Ambos equipos intercambiaron ocasiones en el resto del primer tiempo, con mal pase de Nacho a Kiko Casilla, que el arquero sacó apuradamente ante el achique de Carlos Carmona, y un centro con veneno del colombiano James Rodríguez, despejado en última instancia por la defensa sportinguista.
Parecía cuestión de tiempo para que los visitantes cobraran ventaja, pues Nacho cabeceó solo en boca de gol, obligando a una gran atajada de Iván Cuéllar.
Sin embargo, fue el Sporting el que retomó la iniciativa con un tiro libre redireccionado por Jean-Sylvain Babin hacia la testa de Vesga, quien bombeó lo justo como para evitar la estirada de Casilla y ver como el balón moría junto al poste opuesto.
También por vía aérea llegó el nuevo empate del Madrid, un imperial remate de Morata tras centro de Danilo por la derecha, y que reabrió las esperanzas de triunfo para el equipo de Zidane.
Lo tuvieron en una misma secuencia Isco, el más eléctrico de los centrocampistas, tras una brillante conducción en que se emborrachó de pelota, y Marcelo, ingresado desde la banca y autor de un latigazo que lamió el poste.
Pero la gloria para Isco se haría esperar al último suspiro, con el Madrid necesitado de una nueva genialidad que aportó el malagueño con un derechazo seco desde el límite del área, que pasó entre las piernas de Babin y besó la red ante la inútil estirada de Cuéllar.