Como una mujer alegre, pachanguera, tenaz y que le gustaba ayudar es como los hijos de la actriz Dolores Salomón, «La Bodoquito«, la recuerdan.
Saben que deja un alto estandarte para mantener su legado ahora que falleció, a los 63 años.
«No te preocupes por mí», fueron las últimas palabras que le dio a su hija Gabriela. «Ven y despídete», le pidió a su otro hijo, Rafael.
La muerte era un tema que trataban porque su esposo, Rafael González Aguilar, con quien tenía 47 años de casada (igual de tiempo que su trayectoria artística) estaba delicado de salud, ya que volvieron a detectarle cáncer en los dos pulmones.
«No quería soportar esa parte y me dijo ‘me voy a ir yo primero antes que tu papá’, ella ya lo presentía desde hace dos semanas. Ya lo deseaba, lo quería. Se platicó mucho, me decía preocúpense por mí, no por tu papá. Siento que ya lo sentía, su cuerpo ya estaba cansado y tenía ánimo, aunque cuando la máquina ya no funciona, ya no».
El mejor consejo que le dio a sus hijos fue tratar a todos sus semejantes igual; lo enseñaba con el ejemplo.
«Se podía sentar en una comida al lado del Presidente o al lado de gente de gobierno, así como en los tacos de Bucareli. Lo más importante es que nunca perdió el piso, nunca se la creyó que era Bodoquito, no lo asimiló por su sencillez», indicó Gabriela.