Las audiciones para la obra musical Aladino ya iniciaron. Decenas de artistas y uno que otro sediento de fama, llegaron a demostrar su talento (o ataques de nervios) para formar parte del elenco del esperado musical producido por Aproquen.
A las 2:00 pm se abrieron las puertas de las oficinas de Aproquen en Camino de Oriente, en Managua, donde se dieron cita jóvenes y adultos para exponer sus dotes artísticos y tratar de impresionar al equipo encargado del casting, conformado por talentosos artistas cuya trayectoria es notable, como la soprano Lisbeth Berrios y el multifacético Dennis Schwartz Arce.
Cuando llegué a la sala de espera, el ambiente era tenso. Los nervios estaban a flor de piel. Y en la salita, los aspirantes calentaban sus cuerpos y gargantas para lograr dar los movimientos precisos y las notas perfectas por un instante me sentí en una audición para American Idol o La Academia de México.
Un hombre de unos 40 años, moreno, de contextura recia, practicaba el tema «Noches de Arabia» no puedo negar que tenia buena voz de hecho, cantaba muy bien. Y mientras el hombre calentaba sus cuerdas vocales, una media docena de personas le miraban como si se tratase de un loco.
De pronto vi salir a una chavala de las audiciones. ¡Este es mi momento!», pensé. Me le acerqué y le pregunté ¿Cómo te fue?. En ese instante todos guardaron silencio. La atención se centró en lo que ella respondería Solo me presenté y canté una canción, dijo. Cantá un poquito, le respondí. La chavala agarró valor cerró sus ojos, y ¡comenzó el show!.. Algunos la escuchaban con asombro. Otros disimuladamente se reían ¡Alguien cállela! ¡No! ¡Mis oídos!!!!!, pensaba yo.
Su interpretación fue tan mala, que restauró la seguridad en el resto de participantes.
A los pocos minutos, Stefanía Alemán y yo finalmente tuvimos el chance de audicionar y probar suerte. Entramos a la sala de audición. Había algunas cámaras documentando el proceso y cerca de 12 personas viéndote, escudriñando cada paso ibas dando, cada sonido que ibas emitiendo. Tomé valor y traté de iniciar con el parlamento del genio de la lámpara pero ¡Se me olvidaron las líneas!
No me quedó más remedio que improvisar al estilo Cantinflas y para tratar de quitarme un poco el color, me puse a cantar, poniendo fin al calvario con una nota musical.
Luego le tocó el turno a Stefanía. Ella, muy linda, vistiendo su traje de bailarina árabe. La música sonó y ella se tomó el escenario, moviéndose con precisión y brindando una excelente actuación. Su tormento empezaría con la cantada creo que debería ir más seguido a los Karaokes tal vez la próxima vez afina mejor la nota.
Stefanía y yo nos retiramos del lugar, estando más claros que nunca que lo nuestro es presentar y animar en televisión. Aunque aún guardamos esperanzas de obtener aunque sea un papel como extras en esta producción de Aladino.