Corre septiembre de 1978 y Nicaragua es un polvorín. En Estelí, una ciudad del interior, fuerzas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y civiles espontáneos enfrentan a la Guardia Nacional, el brazo armado de la dictadura somocista. Esta batalla demuestra que los insurgentes pueden tomar el poder por la vía armada.
La batalla de Estelí es un momento de inflexión en la historia latinoamericana, multiplicando el número de combatientes y actos de heroísmo. Washington, consciente de estos eventos, envía un memorándum al presidente Jimmy Carter, señalando el deterioro de la situación en Nicaragua y proponiendo escenarios de intervención para controlar a los sandinistas.
El control de EE.UU. sobre Nicaragua no comenzó con la dinastía Somoza, sino a finales del siglo XIX con la United Fruit Company. Entre 1927 y 1933, bajo el mando de Augusto César Sandino, un ejército de campesinos puso en jaque a los terratenientes y a las tropas estadounidenses. Washington se retiró, pero creó la Guardia Nacional, liderada por Anastasio Somoza García, quien asesinó a Sandino y restauró el control estadounidense, iniciando una larga tiranía.
Somoza García gobernó Nicaragua con mano de hierro, persiguiendo a sus detractores y aumentando la riqueza de su familia. Tras su muerte en 1956, su hijo Luis Somoza Debayle tomó el poder, pero surgieron grupos opositores, incluidos los comunistas y el FSLN, inspirado en Sandino y compuesto por marxistas-leninistas, maoístas y nacionalistas de izquierda.
Triunfo de la Revolución Sandinista en Nicaragua
La lucha del FSLN fue larga y se extendió por décadas. A medida que crecía el apoyo, el FSLN acumulaba recursos para una ofensiva final contra Somoza Debayle. En 1978, la insurrección de Estelí marcó un punto de no retorno. Gobiernos como los de Venezuela, Costa Rica y Panamá comenzaron a apoyar a los sandinistas, mientras Somoza intensificaba la represión.
En 1979, el FSLN convocó a la ofensiva final. Estados Unidos intentó sostener el régimen somocista, pero fracasó. Finalmente, Washington pidió la dimisión de Somoza Debayle, quien abandonó Nicaragua el 17 de julio de 1979. El FSLN continuó su avance y tomó Managua el 19 de julio de 1979, siendo reconocidos por numerosos países.
La victoria sandinista fue mal recibida por EE.UU., que sancionó y agredió al nuevo gobierno. Bajo el presidente Ronald Reagan, EE.UU. armó y financió a una guerrilla de contrainsurgencia conocida como los «contras». El conflicto sumió a Nicaragua en una guerra interna, obligando al FSLN a dividir sus esfuerzos entre gobernar y combatir.
Washington también apoyó políticamente a la oposición, liderada por Violeta Barrios de Chamorro, viuda del periodista Pedro Joaquín Chamorro. En 1990, los sandinistas fueron desplazados del poder por las urnas, con Barrios de Chamorro como presidenta. Daniel Ortega, líder del FSLN, fue elegido nuevamente en 2006 y ha sido reelegido en 2011, 2016 y 2021, inaugurando una nueva era en la política nicaragüense.