Un tribunal ha sentenciado al empresario hostelero español César Román, conocido como «el rey del cachopo«, a quince años de cárcel por el homicidio de su expareja hondureña Heidi Paz en 2018; con los agravantes de parentesco y género.
Sin embargo, la Audiencia de Madrid no lo condena por el delito de profanación de cadáver; ya que asegura que desmembró su cadáver con el único fin de evitar ser descubierto.
Mató a su expareja por abandonarlo
La sentencia, conocida este martes, se atiene al veredicto emitido el pasado 1 de junio por el jurado popular que lo juzgó y consideró culpable por unanimidad de matar a su expareja y descuartizarla tras no aceptar que ella quisiera acabar con la relación sentimental que mantenían.
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La Fiscalía solicitó 15 años y 5 meses de prisión por homicidio y profanación de cadáver; mientras la acusación particular pidió 28 años y 5 meses de cárcel por asesinato, profanación de cadáver y maltrato.
La pena impuesta es la máxima para ese delito por «el reproche que merece la conducta del acusado» al matar a una joven con dos hijos menores y tener en cuenta que desmembró el cadáver, sin que aún hayan aparecido ni la cabeza ni las extremidades.
Sin rastro de la mitad del cuerpo
César Román, además de descuartizar el cuerpo, lo roció con sosa cáustica y seccionó las mamas para destruir unas prótesis que hubieran permitido identificar antes a la víctima; además de quitar un trozo de piel de la zona de la cesárea por el mismo motivo.
También es condenado a 15 años de libertad vigilada cuando salga de la cárcel, así como a indemnizar a los hijos de su expareja con 142.229 euros (169.000 dólares) a cada uno y a su madre con 100.000 (119.000 dólares).
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El cuerpo de la víctima se localizo el 13 de agosto de 2018 despedazado dentro de una maleta en un edificio industrial de Madrid que había sufrido un incendio parcial; sus restos identificados gracias al cotejo del ADN con el de su madre.
Román quedo detenido en noviembre de ese año en la ciudad de Zaragoza (noreste); donde trabajaba en un restaurante con una identidad falsa.
Por Swissinfo.ch