27 años tras las rejas pasarán los padres de un bebé de 10 meses, quienes quemaron y golpearon al menor hasta el día de su muerte en diciembre de 2020 en Derbyshire, Inglaterra.
De acuerdo con las autoridades, la pareja habría torturado al bebé hasta el día de su muerte, ocasionándole 130 lesiones aisladas que incluían 71 hematomas, además de 57 fracturas y múltiples quemaduras en su piel.
Investigadores revelaron que el bebé tenía fracturas en la clavícula y los muslos; mientras que su pelvis se encontraba rota en dos lugares diferentes, posiblemente, luego de ser pateado o pisoteado de manera sostenida.
Monstruosa muerte de un bebé en Inglaterra
Según los expertos, las lesiones que presentaba el pequeño eran como si se hubiera caído de un edificio alto.
Asimismo, señalaron que tenía dos quemaduras en la mano izquierda, generadas por una superficie plana caliente y por la llama de un encendedor de cigarrillos.
El niño, que nació el 15 de febrero de 2020, fue acogido de manera inmediata por los servicios sociales luego de que el personal se involucrara en el embarazo de la madre. Al parecer, la mujer era consumidora activa de marihuana.
Por lo tanto, los trabajadores sociales determinaron que Finley corría un riesgo significativo de sufrir daños si se quedaba en la casa de sus padres; así que descartaron la opción de entregárselo a su cuidado.
Una vez devuelto a su cuidado, los padres de Finley idearon un plan para decir que el niño tenía COVID, con el fin de evitar las visitas de servicios sociales. Luego, comenzaron con una tortura “salvaje y prolongada” en contra de su hijo hasta acabar con su vida.
Padres infligieron una crueldad inimaginable a su hijo
Los responsables, identificados como Shannon Marsden y Stephen Boden, fueron catalogados como “monstruos” por el abuso al que sometieron al niño.
Cabe destacar que, la jueza Amanda Tipless declaró ante el Tribunal de la Corona de Derby, en Inglaterra, que ambos personajes eran unos “mentirosos persuasivos y consumados que infligieron una crueldad inimaginable a su hijo”.
“La experiencia diaria de Finley considerable dolor, angustia y sufrimiento. Era obvio para ambos que el niño estaba gravemente herido y se sentía absolutamente miserable y ninguno de los dos ha mostrado ningún remordimiento por lo que ha hecho”; agregó la juez, antes de sentenciar a los implicados a 27 y 29 años de prisión.