En un momento de tensiones en Europa por la gestión de los flujos de migrantes, el papa Francisco quiere sacudir las conciencias pidiendo solidaridad y tolerancia con los migrantes y refugiados; tema central de su próximo viaje a Chipre y Grecia.
El domingo, cuatro días antes de su viaje; el pontífice argentino ilustró el «mapa del dolor» al describir las tragedias recientes de la migración registradas.
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Francisco mencionó a los 27 migrantes que murieron en el Canal de la Mancha, a los que se agolpan en la frontera de Bielorrusia, entre ellos numerosos niños, a los que se ahogan intentando cruzar el Mediterráneo desde el Norte de África; a los que repatrian a Libia, a las mujeres que los traficantes de seres humanos convierten en esclavas y a los hombres torturados para someterlos.
El papa calificó de «aún más lamentable» que «los migrantes sean utilizados cada vez más como moneda de cambio, como peones en el tablero de ajedrez, víctimas de rivalidades políticas», en un mensaje enviado el lunes a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) con ocasión de sus 70 años de fundación.
«¿Cómo se puede explotar el sufrimiento y la desesperación para avanzar o defender agendas políticas? ¿Cómo pueden prevalecer las consideraciones políticas cuando está en juego la dignidad de la persona humana?», escribió.
Francisco habla contra el ‘cristiano adormecido’
Sumamente sensible al tema, proveniente de una familia de inmigrantes italianos radicados en Argentina, Jorge Mario Bergoglio defiende sin cesar la acogida de miles de «hermanos y hermanas», sin distinguir entre religión, condición, sean ellos emigrantes, refugiados o exiliados.
El 5 de diciembre regresará a la isla de Lesbos, emblema del drama de los migrantes, de donde sorprendió al mundo durante su primera visita en 2016 al traer en su avión a tres familias musulmanas sirias cuyas casas habían sido bombardeadas.
Un gesto que podría repetir ya que el Vaticano está organizando el traslado a Roma de otras familias de migrantes acampadas en Chipre, donde se ha incrementado este año la llegada de refugiados.
Francisco, contrario a lo que llama el «cristiano adormecido», instó a las autoridades «civiles y militares» a contribuir a resolver ese problema.
«Recuerda así a toda Europa que tiene una responsabilidad común, ligada a las raíces humanistas y cristianas de todo el continente», explicó Roberto Zuccolini, portavoz de la organización católica italiana Comunidad de San Egidio.
La entidad ha organizado el traslado de 4.000 refugiados a Europa, en particular de Grecia y Siria.
Muros contra la migración
El hecho de que algunos países hayan impulsado una política de mano dura contra el fenómeno, como ocurre en la frontera con Polonia; nación que desea construir un muro, preocupa al líder de la iglesia católica.
«Está convencido de que el fenómeno de la migración es el mayor desastre humanitario después de la Segunda Guerra Mundial. Para él existe una responsabilidad moral de los países y considera que no se puede permanecer pasivo ante esa realidad»; sostiene el vaticanista italiano Marco Politi, autor del libro «Francisco, la peste y el renacimiento».
El pontífice argentino suele usar cuatro verbos ante ese fenómeno: «acoger, proteger, promover; integrar».
«Puede que Francisco tenga menos eco porque el asunto dejó de ser el tema número uno para la opinión pública de Europa occidental; que ahora está más preocupada por la recuperación económica y social tras la crisis causada por el covid», advirtió Politi.
El martes, 36 oenegés de ayuda a los migrantes, entre ellas Médicos del Mundo y la Liga Griega para la Defensa de los Derechos Humanos, solicitaron una reunión con el papa para informarle sobre los refugiados en Grecia; denunciando las condiciones de vida en los campos y la lentitud de los procedimientos de asilo.
La ONU estima que solo este año han fallecido o desaparecido 1.600 migrantes en la travesía del Mediterráneo.