Tras el burka, el burkini y el hiyab; Francia vive una nueva polémica sobre el islam. Ahora en torno a la abaya, una prenda que cubre todo el cuerpo prohibida en las escuelas; en nombre de la laicidad y sobre la que debe pronunciarse este jueves un alto tribunal.
A menudo incomprendidos en el extranjero, estos debates de Francia sacuden un país muy apegado a una ley de hace casi 120 años; también, sobre la separación de la religión y el Estado y marcado por una compleja relación con el islam y los musulmanes; heredada especialmente de su pasado colonial.
La vuelta al colegio en septiembre representó un nuevo episodio, con la prohibición de vestir la abaya en clase; un fenómeno muy minoritario.
Los partidarios de la medida la celebraron como un bienvenido recordatorio de la laicidad, pero sus detractores la consideraron una cortina de humo para opacar los problemas en la educación o para alimentar la «islamofobia».
Una asociación musulmana recurrió de urgencia la medida ante el Consejo de Estado, alto tribunal administrativo, al considerar que «atentaba contra los derechos del niño». Su decisión se espera este jueves.
El debate se centró sobre todo en el presunto carácter religioso de la abaya.
Este vestido que cubre la totalidad del cuerpo, salvo rostro, manos y pies, es una prenda «tradicional» y no «religiosa», según el abogado de la asociación, Vincent Brengarth.
Pero para Guillaume Odinet, del ministerio de Educación, permite «identificar inmediatamente a quien la viste como un adepto a la religión musulmana».
El Consejo de Francia del Culto Musulmán (CFCM), instancia que representa a la segunda religión del país, denuncia por su parte «un enésimo debate sobre el islam y los musulmanes con su cuota de estigmatización.»
Serie de polémicas en Francia
Francia prohibió en 2004 llevar en las escuelas e institutos cualquier signo religioso ostensible, en un contexto de tensión sobre el velo islámico.
Además, seis años más tarde, se prohibió el uso del velo integral en el espacio público, provocando una polémica mundial.
Y en 2016, el uso del burkini, un traje de baño que cubre el cuerpo y el cabello, se vedó en algunas playas.
En junio, la posible autorización para las futbolistas de jugar con hiyab, finalmente desechada, sacudió el país.
A cada polémica, los partidos de derecha, de extrema derecha y de izquierda, salvo su ala radical, afirman querer defender la laicidad.
Este principio es un pilar de Francia desde una ley de 1905 y, según sus defensores, está amenazado por un «separatismo» religioso, sobre todo relacionado con el islam.
El debate se recrudeció desde la ola de atentados yihadistas que sacudió Europa la pasada década.
«Vivimos en nuestra sociedad con una minoría de gente que, aprovechándose de una religión, desafía la República y la laicidad», respondió el lunes el presidente francés, Emmanuel Macron, a preguntas sobre la abaya.
«No podemos actuar como si no hubiera habido un atentado terrorista y Samuel Paty», agregó en referencia a un profesor asesinado en 2020 por un fundamentalisma musulmán por mostrar caricaturas de Mahoma en una clase sobre la libertad de expresión.
Un 81% de franceses aprueban la prohibición de la abaya en la escuela, según un sondeo reciente.
«Derechización»
«Hay una radicalización de la sociedad francesa, una derechización que también vemos sobre otros temas como la inmigración, la seguridad», apunta a la AFP el historiador y politólogo francés, Jean Garrigues.
Desde la publicación de caricaturas de Mahoma por el semanario satírico Charlie Hebdo, Francia suele ser vista como «islamófoba» en el mundo musulmán.
Con la última medida, el investigador iraní en Estudios Religiosos en la universidad de Utrecht (Países Bajos), Pooyan Tamimi Arab, considera que Francia va «demasiado lejos».
Los «islamistas» dirán que «la laicidad a la francesa es antiislámica. Lo criticarán. Podrían utilizarlo para justificar la violencia», advierte.