Un italiano de 50 años, de la región de Piamonte, que quería obtener el pasaporte anti covid sin vacunarse; intentó sin éxito que le inyectaran la vacuna en un falso brazo de silicona, informaron este viernes las autoridades locales.
«El caso roza el ridículo, si no fuera porque estamos hablando de un gesto de enorme gravedad, inaceptable ante el sacrificio que la covid está haciendo pagar a toda nuestra comunidad, en términos de vidas humanas y costos sociales y económicos»; lamentó en Facebook el presidente de la región de Piamonte (noroeste), Alberto Cirio.
- Te puede interesar: Cerrar las fronteras por la variante Ómicron es omitir la evidencia científica
El hombre en cuestión se presentó el jueves por la noche en un centro de vacunas de la ciudad de Biella, en el Piamonte; con la idea de engañar a los trabajadores sanitarios.
La prótesis estaba muy bien hecha, pero el color y la sensación al tacto despertaron inmediatamente las sospechas de la enfermera encargada de administrarle la vacuna; quien le pidió que se quitara la camisa, descubriendo así su subterfugio.
Luego le pidió a la enfermera que actuara como si no hubiera visto nada; lo que ella se negó a hacer por lo que avisó a sus colegas que se quedaron atónitos.
«Tendrá que responder ante la justicia», aseguró Cirio.
Mayores controles en Italia del pase covid
Italia se enfrenta actualmente a un nuevo brote de la covid: casi 17.000 nuevos casos fueron registrados en las últimas 24 horas. La entrada en vigor del certificado sanitario reforzado en Italia, el próximo lunes, irá acompañada de mayores controles; también en los autobuses y el metro; además de en áreas de gran actividad comercial, para contener los contagios de coronavirus en vista de las navidades, según una circular del Ministerio del Interior.
También puedes ver:OMS: Personas que ya tuvieron COVID-19 pueden infectarse debido a variante ómicron
Actualmente cerca del 85% de los mayores de 12 años han sido vacunados.
La policía nacional, los carabineros (policía militarizada) y el personal de los organismos de gestión del transporte público local se encargarán de pedir el certificado sanitario a los viajeros de autobuses y quien no disponga de él se enfrentará a multas de entre 400 y 1.000 euros.