Este martes marcó el inicio de las protestas agrarias en España, con tractores saliendo a las calles en unas cincuenta ciudades; siguiendo el ejemplo de agricultores franceses y otros europeos. La razón: la crisis en el sector agrario.
En el frente interno, hay divisiones. Mientras la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja), COAG, y UPA mantienen la línea de dialogar con el Gobierno, la Unión de Uniones y grupos autónomos expresan preocupaciones específicas; como la eliminación de regulaciones medioambientales y animalistas.
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Las demandas giran en torno a la Política Agraria Común (PAC), la suspensión de requerimientos de barbecho; y la oposición a acuerdos comerciales como el de Mercosur. Temen una competencia desleal con productos de países con regulaciones más laxas.
El descontento no es nuevo, pero se intensifica. Las elecciones al Parlamento Europeo ofrecen una oportunidad para presionar; ya que la UE tiene un papel clave en la regulación agrícola.
Agricultores mantienen protestas en 50 ciudades
La respuesta institucional incluye promesas de revisión de la PAC y reducción de burocracia tanto en la UE como en España. El Gobierno español asegura su apoyo al sector con miles de millones en ayudas.
Las protestas se han extendido por España, desde Madrid hasta Cataluña, País Vasco, Aragón, Valencia, entre otras regiones, afectando el tráfico y generando tensiones con las autoridades. Además, se suma el paro indefinido de transportistas; que reclaman pérdidas millonarias debido a las protestas en Francia.
Estas movilizaciones reflejan la creciente frustración del sector agrario español y su llamado a cambios urgentes tanto a nivel nacional como europeo. La presión continuará durante todo el mes de febrero; mientras agricultores y ganaderos luchan por un futuro más sostenible y justo para su sector.