El primer ministro británico, el conservador Boris Johnson, ha perdido este martes la mayoría parlamentaria en la Cámara de los Comunes al pasarse un diputado 'tory' al Partido Liberal Demócrata.
Phillip Lee, diputado desde 2010, ha anunciado en un comunicado el cambio de formación al estar en desacuerdo con la postura del Gobierno, que está "buscando de forma agresiva un Brexit dañino", ha afirmado en un comunicado publicado en la red social Twitter.
After a great deal of thought, I have reached the conclusion that it is no longer possible to serve my constituents’ and country’s best interests as a Conservative Member of Parliament. My letter to the Prime Minister: pic.twitter.com/0QreSbSdwR
— Dr Phillip Lee MP (@DrPhillipLeeMP) September 3, 2019
"He llegado a la conclusión de que no es posible servir a mis votantes y a los intereses de mi país como miembro conservador del Parlamento", ha dicho Lee. "El Gobierno conservador está buscando agresivamente y sin escrúpulos un Brexit dañino. Está poniendo innecesariamente en riesgo vidas y modos de subsistencia", ha denunciado el diputado, y ha señalado que esta deriva "pone en peligro la integridad de Reino Unido".
"Un momento dramático"
Momento en el que Phillip Lee abandona la bancada conservadora en medio de la intervención de Boris Johnson. El primer ministro ha perdido la mayoría parlamentaria https://t.co/liImUgVZxA pic.twitter.com/qurhtlLZ9W
— EL MUNDO (@elmundoes) September 3, 2019
El cambio de la bancada conservadora a la laborista de Lee se producía justo cuando Johnson comenzaba su resumen de conclusiones sobre la última cumbre del G7. El instante ha sido relatado en medios británicos como "un momento dramático" por la tensión.
El actual primer ministro y sucesor de Theresa May, queda ahora sin una mayoría determinante y, entre otros argumentos, defiende su postura insinuando que una salida abrupta de la UE propiciaría un horizonte con nuevas posibilidades de renegociar el divorcio con la UE.
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En el pleno se han escuchado alegatos a favor y en contra de los puntos que han lastrado la negociación desde el principio, principalmente el estatus de la frontera con Irlanda, la necesidad o no del 'backstop' acordado en el plan de May, o una alternativa al mismo, así como las consecuencias sobre un eventual caos arancelario y en el tránsito interfronterizo de personas. Este último aspecto afecta con especial gravedad a miles de ciudadanos comunitarios y británicos dependientes de salarios y servicios integrados en el contexto legal y administrativo de la UE.
Si los 'tories' rebeldes logran que se promulgue una ley que evite un Brexit duro, en el caso de que el 19 de octubre el Parlamento no haya aprobado un acuerdo de salida, esa normativa obligaría al actual primer ministro a retrasar la salida de la UE hasta el 31 de enero, próxima cita del Consejo Europeo. Esto podría llevar a un nuevo debate, a una renegociación con Bruselas, o a una eventual cancelación del proceso. La ubicación de las fechas es crucial porque condicionan la potestad del Gobierno y la operatividad de la Cámara, informó RTVE.