Es la séptima vez en un mes que las autoridades penitenciarias de A Lama, en Pontevedra, España, lidian con el interno Hamed Manzor Abdeselam.
Clasificado como un presidario de primer grado y ubicado en aislamiento, el pasado domingo Hamed Manzor Abdeselam se tragó siete pilas y se introdujo una varilla metálica de 8 centímetros por el pene, según recogen los diarios La voz de Galicia y La voz de Asturia.
Tras ser trasladado al Hospital de Montecelo de Pontevedra, España, Hamed Manzor Abdeselam comenzó a golpear la habitación en la que se encontraba insultando a los funcionarios que lo vigilaban.
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Incluso, varios de ellos tuvieron varias contusiones, tal como denunció el sindicato Acaip-UGT. Esta sección sindical ha demandado que en los seis primeros meses de 2019 se han registrado siete agresiones a funcionarios, según refiere en su página web.
Según La República, no es la primera vez ya que el pasado 25 junio, después de introducirse distintos objetos por el pene, los funcionarios encontraron la celda del recluso completamente destrozada e inutilizada por el estado de “máxima alteración” en el que se encontraba.
Los funcionarios se encontraron la celda inutilizada, mientras que las tomas de corriente y enchufes estaban destrozados.
Acaip-UGT de España vincula estos episodios a la eliminación “de plazas en centros más adecuados y preparados para tratar este tipo de patologías que pudiesen ser de carácter psiquiátrico”. Piden modificar las políticas para que la seguridad de los trabajadores no se vea comprometida y que se cubran las vacantes.
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Se repite la historia
En octubre del 2014 se dio un hecho insólito similar en China. Un hombre de 52 años debió ser hospitalizado al borde de la muerte por haberse introducido una varilla de hierro de 13 centímetros en el pene, con el fin de mantener una erección.
De acuerdo con un vocero del hospital de la ciudad de Hengyang, donde lo atendieron, el inconsciente "creía que usando esa herramienta conseguiría una erección prolongada".