Una mujer llevó a su hijo de 5 años a comer una "cajita feliz" en un popular local de comidas rápidas y luego ató las manos de su hijo a las suyas y lo obligó a ahogarse con ella. Así lo estableció la investigación, que también informó que la mujer sufría depresión por lo que tomó la fatal decisión.
Los cuerpos de la trabajadora social de 41 años, Emma Sillett, y de su hijo, Jenson Spellman de 5 años, fueron hallados el último noviembre en el embalse Valehouse, en Derbyshire Peak District, al sur de Inglaterra. La investigación encabezada por las autoridades culminó esta semana y estableció que la mujer no soportaba suicidarse y dejar a su hijo.
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"Una cajita feliz"
De acuerdo a lo registrado por las cámaras de seguridad durante ese fatídico día, la mujer y su hijo salieron a las 8.45 y entre las 12.30 y 13.30, almorzaron "una cajita feliz", informó la BBC. Luego, las autoridades reconstruyeron que la madre lo llevó al embalse, ató al niño y puso piedras en su mochila, para luego obligarlo a ahogarse con ella.
La corte forense de Chesterfield confirmó el pasado martes que se trató de un suicidio. El cuerpo del niño fue encontrado en el fondo de la laguna frente al de su mamá, ya que había sido “atado a ella por su muñeca”, informó el medio británico The Sun.
Por su parte, la detective Rebecca Fearon reveló ante el tribunal que la mujer "tenía una mochila en la espalda que contenía rocas". Los cuerpos sin vida fueron encontrados dos días más tarde de la muerte por un equipo especializado en búsquedas bajo el agua. Ni la madre ni el menor tenían lesiones ni rastros de consumo de drogas.
Nota suicida
Según Crónica, las autoridades descubrieron en el auto de la trabajadora social un teléfono celular, los restos de la "cajita feliz", un bolso y una billetera. También hallaron una nota de suicidio escrita por la mujer, dirigida a sus familiares, a quienes explicó que ató a su hijo y lo llevó a ese terrible desenlace porque no podía soportar la idea de que él "se alejara" y así podría "salvarlo de este mundo", evitandole una "vida de dolor y aislamiento".
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La nota evidenció que Emma estaba "cegada" con su decisión. Durante la audiencia del tribunal informaron que la mujer luchó por años con una depresión y que había sufrido tres abortos espontáneos entre 2015 y 2017, además de la muerte de su hermano. La prueba contundente fue la propia nota, en la que en otro de los párrafos la mujer aseguró que "quedó traumatizada" por su propia infancia y que pese que había buscado ayuda, nunca la consiguió.
“Está claro que Emma luchó con la vida y todas las pruebas apuntan a que la depresión es un problema recurrente a largo plazo. No había nada fuera de lo común que pudiera verse como un desencadenante”, consideró la detective Fearon, según el medio Birmingman Mail.
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Sin embargo, la separación con el padre del niño parece haber sido "el principal problema en su vida" durante los últimos meses previos al suicidio. Al respecto, el padre afirmó que su ex esposa había manifestado algún tiempo antes que tenía intención de “terminar con todo”, pero nunca pensó que lastimaría a su hijo.