Los hechos ocurrieron entre 2014 y 2016 aunque la primera víctima no se atrevió a verbalizar lo ocurrido hasta principios de este año. Un hombre de 50 años que vive con su padre tenía un cuarto preparado donde cometería los abusos.
Lo tenía habilitado para que los menores se encontraran a gusto y quisieran ir allí a pasar las tardes. Seleccionaba a los niños del mismo barrio y les ofrecía golosinas, un detalle que recuerda al tristemente famoso pederasta de Ciudad Lineal, que por estas fechas hace cinco años mantuvo a la policía y a la sociedad madrileña en vilo. Éste, no obstante, elegía víctimas más mayores y siempre varones.
Tras ganarse su confianza, les ofrecía ir a jugar a la consola a la habitación, les contaba que era “agente secreto” e incluso les mostraba una placa colgada del cuello que daba credibilidad a las víctimas. Según denunció la primera, aún menor de edad, les ponía películas porno y obligaba a practicarle masturbación. En algunas ocasiones había también tocamientos, según explica el inspector jefe del grupo de la UFAM central de la Policía Nacional, que ha investigado el caso.
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Para asegurarse de que no iban a decir nada, contaba que tenía un bolígrafo que grababa y que, por su condición de agente, podría meter en prisión a sus padres. De esta forma se aseguraba de que no contarían nada. Y así fue hasta principios de año, después de tres años de silencio. El menor denunció junto a su madre y se activó el protocolo para este tipo de casos. Sin embargo, los hechos, al parecer, ya habían terminado, según las mismas fuentes y puede que las exploraciones médicas no sean de gran ayuda en la instrucción del caso. Los agentes se pusieron a investigar y dieron con otras dos víctimas. Tras obtener la autorización para los registros, la detención se produjo hace unos días y registraron el trastero y, en el domicilio, su habitación y lugares comunes de la vivienda, ya que es en realidad de sus padres. Allí encontraron varios objetos que refirieron las víctimas en sus declaraciones. Además, los agentes se incautaron de varios discos duros con contenido pedófilo y se investiga si él también producía este tipo de material instalando cámaras en el trastero.
Las otras dos víctimas ya son mayores de edad y los agentes no descartan ahora nuevas denuncias.
El detenido, que trabaja en labores de mantenimiento y limpieza no reconoció los hechos y tras pasar a disposición judicial quedó en libertad, a pesar de la gravedad de los hechos y del riesgo de reiteración delictiva. “Desgraciadamente es habitual cuando no tienen antecedentes”, explican desde la UFAM.