El caso de Noa Pothoven dio la vuelta al mundo, generando polémica y exponiendo el dilema moral de permitir la muerte de una persona por voluntad propia.
La historia de Noa Pothoven conmocionó al mundo entero. La joven holandesa, atormentada por haber sido violada de chica, había decidido terminar con su vida. Por eso solicitó la eutanasia, algo permitido Holanda.
Noa murió pero no porque algún profesional de la salud le hubiese provisto algún tipo de fármaco para que muriera. De hecho, ni siquiera participaron médicos de su drástica decisión. La joven de 17 años falleció en su casa, tras diez días sin ingerir alimentos y porque sus padres cumplieron con su pedido de no asistirla ni doblegar su voluntad.
Entonces, la polémica de la cual hasta en el propio Papa Francisco hizo eco, se volvió a encender. La eutanasia es el acto de provocar intencionadamente la muerte de una persona que padece una enfermedad incurable para evitar que sufra. Hay médicos que diferencian entre eutanasia activa (usualmente con algún tipo de droga que acelera la muerte) o pasiva (evitar alimentar o dar una medicación que mantenga a la persona con vida).
Ahora bien, algunos especialistas también hablan de un suicidio asistido: la diferencia sustancial con la eutanasia es "el ejecutor" dado a que en éste es el propio paciente al que otros le dan el medio para que termine con su vida. En la eutanasia, en cambio, la muerte suele ser causada por la intervención de un médico o un profesional de la salud y -dependiendo la legislación- puede ser también un familiar.
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Una periodista holandesa, Naomi O'Leary, habló con Paul Bolwerk, colega que cubrió la historia de Noa Pothoven desde 2018. Según él, la joven había estado gravemente enferma de anorexia y otras afecciones durante algún tiempo y "sin decírselo a sus padres, buscó y se le negó la eutanasia", legal en Holanda a partir de los 12 años.
Sin embargo es autorizada siempre y cuando un médico concluya que el sufrimiento es insoportable e irremediable y luego de una serie de análisis clínicos y psicológicos. Aquí radica la duda: no está claro en el caso de Noa si ella pasó por esa revisión completa o simplemente decidió acelerar los tiempos con el acuerdo de sus padres.
Lo cierto es que la familia de Noa montó una especie de clínica en la propia casa familiar y cumplió con la intención de la joven de no alimentarla durante diez para no interrumpir su deseo de morir. Entonces, el debate mundial quedó abierto con varias dudas y la única certeza de su muerte. ¿ Eutanasia, suicidio asistido, o crimen?. La Justicia, intentará dilucidar eso.