La autopsia realizada a Julen Roselló, el niño de dos años que en enero pasado murió tras caer en un pozo en Totalán (Málga, España), ha determinado que el pequeño pereció en la caída.
Julen se precipitó el 13 de enero por un pozo de 107 metros de profundidad y tan solo 25 centímetros de diámetro mientras jugaba en la finca rural de un familiar. El informe de autopsia definitivo, citado por la agencia EFE, ha concluido que el niño falleció alrededor de las 13:50 horas de ese mismo día, y que "la causa fundamental de la muerte fue por precipitación", en la que sufrió traumatismo craneoencefálico y raquimedular.
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La defensa del propietario de la finca donde ocurrió la tragedia alegaba que la causa de la muerte pudo haber sido el golpe de una piqueta durante los trabajos de rescate, pero los forenses han descartado esa posibilidad debido a que "no se han observado fracturas en el plano superior de la bóveda craneal". Además, la piqueta comenzó a funcionar casi cuatro horas después de que el niño expirara.
Asimismo, los especialistas concluyeron que el tiempo de supervivencia de Julen "fue corto" y murió "pocos minutos después de la precipitación", detallando que no se trató de una caída libre, ya que la velocidad de la caída disminuyó por el rozamiento con los bordes salientes del pozo.
El cuerpo de Julen fue rescatado 13 días después luego de una serie de operaciones en las que se perforó un conducto paralelo de mayor diámetro para llegar hasta el lugar donde se encontraba el niño.