Ángel Hernández, el sujeto que ayudó a morir a María José Carrasco, su esposa enferma de esclerosis múltiple, será investigado por un juzgado de Violencia contra la Mujer en España , según determinó el juez del Juzgado de Instrucción número 25 de Madrid a cargo del caso, informa la agencia EFE citando a fuentes jurídicas.
Hernández asistió la semana pasada a su esposa para acabar con su vida. Tras ser puesto en custodia reconoció los hechos. La jueza de guardia decidió liberarlo sin medidas cautelares investigado por un delito de auxilio o cooperación al suicidio.
Cuando se conocieron los hechos, el juzgado 25 estaba de guardia y cumplió con el procedimiento del levantamiento del cadáver convirtiéndose en el órgano que conoce la diligencia. Pero amparándose en la Ley de Violencia de Género y en la doctrina del Tribunal Supremo inhibió la investigación al juzgado antes mencionado.
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En España, cualquier delito tipificado como homicidio contra la cónyuge o ex pareja afectiva similar deben ser investigados por juzgados específicos. Sin embargo, el delito por el que es acusado Hernández es de auxilio o cooperación al suicidio.
El artículo 143 del Código Penal es el que se contempla el delito que le es imputado al acusado. Contempla penas de hasta diez años de prisión. En caso la víctima ofreció una "petición expresa, seria o inequívoca" si esta padece de "una enfermedad grave que conduciría necesariamente a su muerte o que produjera graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar" el castigo puede disminuir sustancialmente.
El caso de la muerte de María José Carrasco encaja con la descripción del artículo 143. El traslado de la investigación hacia el juzgado de Violencia contra la Mujer provocó la molestia e indignación del acusado. En declaraciones al noticiero "Cuatro al día", manifestó su indignación por ser encausado como violencia de género, más que si le pudieran aumentar la pena.
"Todo lo que grabé lo hice también para que no se me encausara como violencia de género", dijo. "Estoy molesto no por lo que me puedan echar o porque me aumente la pena. Eso lo tengo asumido. Solamente que se trate de violencia de género me pone malo. Es un insulto. Es terrible. Aunque me digan que es el clásico protocolo. Ya el hecho de nombrar o que salga que me van a encausar o a incluir como violencia de género… me pongo malo".