Ayla Haines, de 26 años, ha vivido durante diez meses con un cepillo dental dentro de su cuerpo. Lo ingirió en una unidad de tratamiento psiquiátrico del Reino Unido, adonde llegó hace siete años. La joven, residente de Carmarthen, en Gales, ingresó tras una crisis emocional, una anorexia severa y otras enfermedades de salud mental.
Jane, su madre, le dijo a la BBC que está "desesperada por acabar con todo". Ayla fue ingresada en la Unidad de Evaluación y Tratamiento (ATU) a los 19 años. Estos centros de Reino Unido tratan a los jóvenes vulnerables que se consideran un peligro para ellos mismos: su estadía va de nueve a 18 meses, pero en realidad se quedan por más de cinco años.
El gobierno del Reino Unido se comprometió, en 2015, a reducir el número de pacientes hospitalizados en al menos un 35%, aunque hasta el momento solo se ha trasladado a un 20%.
Eso significa que 2,000 pacientes permanecen internados, por lo que se ha extendido la fecha límite original de marzo de 2019 hasta 2020.
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Ayla ha pasado los últimos siete años hospitalizada y actualmente vive en Northamptonshire, a más de 200 millas de su hogar en Carmarthen. Su madre contó al programa Victoria Derbyshire de la BBC que ingirió el cepillo de dientes en un momento de desesperación.
"Ella tiene un parche enorme en la cabeza, su cabello nunca volverá a crecer por todos los golpes en la cabeza que ha hecho”, detalló.
Jane dice que no critica el lugar donde se está tratando a Ayla, sino al sistema.
“Ella es mi única hija, significa todo para mí. Ella es mi vida. Estoy viviendo en pesadilla”, comentó la madre, quien asegura que solo le permiten hablar con ella por teléfono y durante diez minutos por semana.
La ATU evitó pronunciarse al respecto, pero aseguró que “trabaja con cada individuo para mantenerlos seguros y ayudarlos a regresar a la sociedad”.
De acuerdo a estadísticas, el número de pacientes que recurre a la medicación y aislamiento por problemas de salud mental, es cada vez mayor. De los 2,500 incidentes reportados en diciembre del año pasado, 800 fueron contra niños menores de 18 años.
Otro caso presentado en el informe de la BBC incluye a Linda y su hija de 27 años, quien en una unidad en East Midlands, una de las nueve regiones de Inglaterra (Reino Unido). Fue internada a los 14 años de edad después de luchar con un trastorno alimentario y depresión.
"En uno de los hospitales (no en el que está actualmente) estuvo encerrada en una habitación durante nueve semanas, y fue muy horrible para ella porque no había nada aparte de una tele en un soporte alto en la pared", refirió su madre, Chris.
El Ayuntamiento de Birmingham, que es responsable del cuidado de su hija, también evitó pronunciarse sobre "casos individuales", pero indicó que "siempre hay medidas de protección cuando la libertad de alguien es limitada debido a una enfermedad de salud mental".
Un portavoz del Departamento de Salud señaló, en tanto, que el gobierno del Reino Unido está enfocado en reducir la cantidad de personas con problemas de salud mental, mediante una inversión significativa de “apoyo comunitario”.