Una docena de iglesias han sido profanadas, víctimas del vandalismo, acompañadas de «ataques» de índole sospechosa, en muy distintos puntos de Francia, durante los últimos siete días.
En Nimes (departamento del Gard), cerca de la frontera con España, la iglesia Notre-Dame des Enfants (Nuestra Señora de los niños), ha sido profanada de manera muy particularmente odiosa: unos desconocidos pintaron una cruz con excrementos humanos; saqueado el altar mayor y el tabernáculo, las hostias fueron robadas, descubiertas más tarde entre montones de basura.
En Dijon (departamento Côte-d’Or), al este, la iglesia de Notre-Dame ha sufrido degradaciones importantes, comenzando por el saqueo del altar mayor, tras esparcir las hostias del tabernáculo por el suelo, pisoteándolas.
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En Lavaur, en el departamento del Tarn, en el sur, en el departamento de Occitania, la iglesia del pueblo fue asaltada por unos jóvenes de aparente estado de embriaguez. El brazo de una representación de Cristo crucificado fue «torcido», para hacer creer que hacía un gesto obsceno.
En la periferia de París, en el departamento de Yvelines, varias iglesias han sufrido degradaciones de diversa importancia, en Maisons-Laffitte, en Houilles.
Quizá tenga una importancia particular el incendio criminal de la iglesia de Saint-Sulpice, no lejos de la iglesia de Saint-Germain-des-Prés, dos emblemáticos y famosos monumentos nacionales.
La policía está convencida del carácter criminal del incendio de Saint-Sulpice, el domingo, poco después de la misa de doce, cuando la iglesia estaba ya vacía.
Parece confirmado que el incendio comenzó en un «montón» de ropa abandonada en una puerta lateral de la iglesia, frente a la calle Servandoni, donde vivió el escritor español Ramón Gómez de la Serna. ¿Quién metió fuego a las ropas usadas amontonadas a la puerta de la iglesia? ¿Tuvo el incendio un carácter anti católico, con voluntad de profanar? ¿O fue una venganza entre vagabundos?
La policía y la jerarquía católica guardan silencio. La restauración de las degradaciones causadas por el incendio de Saint-Sulpice tendrá un costo de varios centenares de millones de euros.