La Compañía de Jesús anunció una investigación de posibles abusos a menores en sus escuelas en Cataluña, tras denuncias de ocultamiento de agresiones por parte de la Iglesia católica y conocerse que un sacerdote jesuita condenado por pederastia fue enviado a Bolivia.
"Hemos decidido emprender una investigación más sistemática de los posibles caso de abusos sobre menores y conductas impropias que en el pasado -remontándonos hasta los años 60- hayan podido suceder en los centros educativos" jesuitas en Cataluña, indicó la orden en un comunicado este jueves.
Esta es la primera orden religiosa en España que anuncia una investigación en este sentido desde que la Confederación Episcopal, acusada de opacidad e inacción ante abusos sexuales a menores, afirmó querer erradicar esta lacra.
En octubre, el diario El País acusó a la jerarquía católica española de silenciar durante décadas la mayoría de casos de abusos contra menores, publicando testimonios de varias víctimas.
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"Conscientes de que aún hay una asignatura pendiente en la investigación del pasado", los jesuitas anunciaron sus pesquisas "a raíz de las últimas publicaciones en prensa", explicó el comunicado.
La Compañía de Jesús admitió el martes que envió a Bolivia en la década de los 90 a un sacerdote jesuita condenado por pederastia en España.
[#España ?? – #Bolivia ??] El cura español ocupó funciones en el Centro de Multiservicios Educativos (CEMSE) y en el proyecto educativo Fé y Alegría.https://t.co/7IBgfuWcDj
— TN8 Nicaragua (@canaltn8) December 11, 2018
El religioso Luis Tó González, profesor de un colegio en Barcelona condenado a dos años de prisión por la violación de una niña de 8 años, no estuvo de todas maneras "en relación con menores en centros educativos" en Bolivia, donde falleció en 2017, según los jesuitas.
"La Iglesia reconoce abiertamente los abusos de diversa índole y tiene la firme decisión de erradicarlos", afirmó el cardenal Ricardo Blázquez, presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), a mediados de noviembre.
Unos días antes, el secretario general de la CEE, José María Gil Tamayo, había admitido que la Iglesia guardó un "silencio cómplice" ante los abusos.
