Los grupos en Facebook son el centro neurálgico del movimiento de protesta de los "chalecos amarillos" que se ha extendido por toda Francia, convirtiéndose en un caldo de cultivo de noticias falsas.
Cuando el director ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg, anunció en enero que daría más peso a las noticias locales nunca imaginó que acabaría avivando la peor crisis en la presidencia de Emmanuel Macron.
Los expertos en Internet dicen que el cambio en el algoritmo de Facebook ha dado un impulso a "grupos de protesta", como los que han aflorado en Francia, y cuya cólera se ha trasladado a las calles.
Las primeras protestas de los "chalecos amarillos" comenzaron a raíz de un video publicado en Facebook el 18 de octubre, en el que Jacline Mouraud, una desconocida, denunciaba el alza de un impuesto a los carburantes e interpelaba a Macron.
Su mensaje se volvió rápidamente viral y los llamados a bloquear las carreteras se multiplicaron en las redes sociales. Desde entonces la cólera ha ganado terreno y se ha transformado en una protesta contra el aumento del costo de la vida y la política del gobierno en general.
Para los expertos, Facebook ha sido crucial para movilizar a los manifestantes, que provienen principalmente de pueblos de provincia y de zonas rurales.
"Utilizamos Facebook para informarnos y organizarnos", cuenta Chloé Tissier, moderadora del grupo "Conductores de Normandía enfadados", que cuenta con más de 50.000 miembros.
"Por ejemplo, cuando estamos alzando una barricada y vemos que no tenemos suficientes paletas para prender fuego escribimos un mensaje en el grupo y rápidamente alguien las trae. Hacer esto por teléfono sería imposible", dijo.
Facebook es también una muy buena plataforma "porque las personas mayores también están en esa red", agrega. Los jubilados, enojados contra el recorte de sus pensiones, se han unido al movimiento.
– El poder de los algoritmos –
"Los chalecos amarillos no son un movimiento estructurado, no hay portavoces oficiales, por lo que Facebook es ideal para ellos", explica Tristan Mendes France, profesor de cultura digital en la universidad Paris-Diderot.
El cambio en el algoritmo de Facebook a principios de este año redujo la visibilidad de los contenidos publicados en páginas gestionadas por grandes medios de comunicación.
"Ahora se prioriza el contenido compartido por grupos, perfiles individuales e información local. Este cambio en el algoritmo ha impulsado el surgimiento de este movimiento", estima el especialista.
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"Los sentimientos vinculados con la cólera son los que mejor se propagan en esta red", estima Olivier Ertzscheid, profesor de Ciencias de la Información de la Universidad de Nantes.
"Facebook ofrece una arquitectura técnica de circulación perfectamente adaptada a un movimiento que se construyó en torno a la indignación", agrega.
Al mismo tiempo, Facebook también se "beneficia" de esto ya que se "alimenta de las interacciones y los contenidos virales generan muchas (interacciones)", agrega.
– Un vivero de noticias falsas –
Pero junto a este fenómeno se ha notado también una propagación de noticias falsas, que se han extendido como un reguero de pólvora en algunos grupos de los "chalecos amarillos" activos en Facebook.
Como se vio durante las últimas elecciones presidenciales en Estados Unidos, se multiplican los mensajes alarmistas o imágenes que no siempre corresponden a las protestas actuales.
"Intentamos, en la medida de lo posible, revisar lo que publicamos", dice Tissier. Pero con cientos de mensajes publicados por hora no siempre es posible.
Varios grupos están plagados también de una cólera contra las élites y los medios de comunicación, con comentarios parecidos a los que se escuchan entre los votantes de Donald Trump del otro lado del Atlántico.
"Los políticos son falsos, los medios de comunicación son falsos", se puede leer en un grupo llamado "Ciudadanos en cólera", que cuenta con 16.000 miembros.
"Hay una gran desconfianza de los miembros hacia los medios de comunicación (…) la gente confía en nosotros para contarles lo que está ocurriendo", afirma Chloé Tissier.