Un joven de la ciudad Suiza de Biena ha sido condenado a dos días de prisión por no pagar una multa relacionada con una infracción de la normativa municipal sobre residuos sólidos, informan medios locales.
El hombre, de 33 años, se saltó la normativa en noviembre de 2017 al sacar una bolsa de basura no oficial a la calle y, encima, en el día equivocado. Dos detectives especiales encargados del control de los residuos sólidos patrullaban la localidad cuando advirtieron la irregularidad.
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Las autoridades locales le impusieron entonces una multa de 150 francos suizos (154 dólares). Una cantidad que nunca abonó, por lo que ahora la justicia helvética ha dictaminado un castigo más duro: el infractor deberá cumplir una condena de dos días en prisión.
Además, sobre el joven también pesaba otra multa de 6,500 francos (6,650 dólares) que tampoco había abonado por violar la ley sobre de casas de juego. Las autoridades le ofrecieron la posibilidad de conmutar esta multa con 90 días de cárcel por violación de la ley federal. El individuo tampoco respondió a la propuesta. En estos momentos las autoridades desconocen el paradero actual del joven.
Quizas en este caso se cumpla esa premisa que dice que primero hay que tocar fondo para poder salir. Lo cierto es que en Suiza, las cuestiones medioambientales comenzaron a mejorar después de la enorme crisis ecológica que se vivió en ese país durante la década del 80, que fue cuando se llegó al punto máximo de contaminación de ríos y lagos con fosfatos y nitratos, de la tierra con metales pesados y con un descuido total por parte del grueso de la población del control y producción de basura industrial y domiciliaria.
Hoy, sin embargo Suiza se ha convertido en un paradigma de limpieza urbana y de cuidado del medio ambiente. El secreto de este cambio radica sin lugar a dudas en las campañas de concientización de todos los ciudadanos y en una seria política de estado. Hoy en Suiza se procesa todo lo que puede ser clasificado y separado.
El método que pusieron en práctica y que resultó sumamente efectivo fue la clasificación de la basura para su posterior procesamiento. Nadie, absolutamente nadie, está eximido de esta tarea. Separar y clasificar la basura en contenedores rotulados es hoy algo habitual allá.