El número de víctimas del derrumbe de un viaducto en la ciudad italiana de Génova ascendió a 41, después de que los equipos de bomberos encontraron entre los bloques de cemento un vehículo con otras tres personas, una pareja y su hija de 9 años.
Varios medios de comunicación extranjeros explican que los cuerpos tienen que ser aún identificados pero que se cree que pueden ser los de la familia Cecala de la que no se tenían noticias desde el pasado martes cuando se derrumbó el puente Morandi.
Se suman a las 38 víctimas identificadas hasta ahora, entre ellas tres niños, y quedan aún dos desaparecidos, según los datos de Protección Civil.
El coche fue localizado completamente aplastado por un enorme bloque de cemento que formaba parte del pilón que se derrumbó a la orilla izquierda del río Polcevera.
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Este sábado se celebra el funeral de Estado por todas las víctimas, oficiado por el cardenal y arzobispo de Génova, Ángelo Bagasco, y con la presencia del presidente de la República, Sergio Mattarella, y del primer ministro, Giuseppe Conte.
Un funeral que estará envuelto en la polémica por dos motivos. Uno de ellos es que 20 de las familias de las víctimas han decidido no participar en las exequias públicas y han preferido una ceremonia privada. El otro, el hecho de que Salvini, el ministro del Interior de Italia, se fuera de cena con miembros de su partido, la Liga, la noche del 14 de agosto, horas después del siniestro en Génova. Se trató de una fiesta organizada en la ciudad siciliana de Mesina (sur), a la que acudieron 260 personas y en la que Salvini y el resto de los presentes cenaron abundante pescado y brindaron con vino.