Una condenada transgénero fue acusado en Inglaterra de abusar sexualmente de cuatro prisioneras en la cárcel en la que cumple su sentencia, según informó la prensa británica.
El primero de los ataques ocurrió pocos días después su llegada a la prisión de New Hall, en West Yorkshire, reportó The Sun.
La prisionera, cuya identidad se desconoce, había ido enviada a una cárcel de mujeres porque el juez entendió que hacía dos años que vivía como mujer, a pesar de que no ha tenido una cirugía de reasignación de sexo.
En consecuencia, y a raíz de los abusos, se ha reactivado el debate sobre dónde deben ser enviados los condenados transexuales antes de su operación.
La víctima del primer ataque había entablado una relación de amistad y dijo que la prisionera se le había acercado con el pene erecto fuera de los pantalones y quiso tocarla.
Una segunda rea recibió un abrazo forzado mientras la transgénero le exigía sexo oral.
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No se conocen los detalles del tercer hecho registrado. Mientras que una cuarta víctima dijo que la prisionera comenzó a besarle el cuello.
Las autoridades decidieron entonces enviar a la rea problemática a una prisión de hombres, pero el debate persiste.
Según las leyes británicas, una persona puede cambiar legalmente de género en su certificado de nacimiento si ha sido diagnosticada con disforia de género y prueba que ha vivido dos años bajo el sexo elegido.
Este es el criterio que utilizó el juez al enviarla a la prisión de New Hall.
Según datos oficiales, hay 125 prisioneros transgénero en Inglaterra y Gales, 70 más que un año antes, indicó The Sun.
A diferencia de los prisioneros comunes, gozan del privilegio de ducharse y lavar su ropa en privado, y tienen más libertad para vestirse.
Además, han logrado que el servicio nacional de salud pública (NHS) se haga cargo de los costos de la cirugía de reasignación de sexo, tras lo cual los reos son enviados a la prisión correspondiente según su género elegido.
Tal es el caso Paris Green, nacida Peter Laing, quien se someterá en pocos días a la operación en Escocia. Cumple una condena de por vida por torturar y asesinar a un hombre en 2013.
O también el caso de Jessica Winfield, nacida Martin Ponting, quien cumple una condena por haber violado a dos niñas y en 2017 se sometió a la cirugía en Inglaterra.