Rebecca Hamilton nació hace 23 años y durante gran parte de su vida tuvo que soportar las crueles burlas de sus compañeros en la escuela. Todo producto de su mordida y los dientes separados que heredó de su padre.
El matonaje que sufrió fue tal que incluso fue atacada con piedras y recibió el apodo de “Bulldog”, cosa que le generaba complejos a la hora de comer sándwiches, hamburguesas y pizzas, ya que le costaba morderlos.
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"Recuerdo que la gente me arrojaba dinero en los pasillos de la escuela y me decía que lo usara para arreglarme los dientes", reveló la mujer a The Sun.
Junto con eso, asegura que sufrió inseguridades y se mantuvo paranoica durante años, pues temía que la gente se burlara de ella.
"La mayor limitación que tenía sobre mí era mi salud mental. Esta es la peor parte de tener este problema ", señaló.
Sin embargo, todo cambió tras iniciar una transformación a través de una cirugía doble de mandíbula, las cuales le dejaron consecuencias dolorosas e incómodas.
Pese a lo anterior, Rebecca aseguró que todo valió la pena. "La recuperación fue extremadamente difícil. Una de mis mejores amigas tuvo una cirugía en la mandíbula y su recuperación parecía tan simple en comparación con la mía”, apuntó.
Respecto al proceso de recuperación, para otras personas que quieran someterse a la intervención quirúrgica, lo definió como “largo y difícil, tu recuperación será horrible, pero al final te agradecerás y nunca mirarás hacia atrás”.
"¡También tienes que amarte a ti mismo! Nunca dejes que nadie te diga cómo debes lucir y si estás contento con tu estado de forma, no cambies para nadie”, concluyó.
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