Copenhague, 7 may (EFE).- El inventor danés Peter Madsen, condenado a cadena perpetua el mes pasado por el crimen de la reportera sueca Kim Wall, ha apelado la duración de la pena pero no la sentencia condenatoria, informó hoy la fiscalía.
Madsen, un popular diseñador de submarinos y cohetes, fue declarado culpable de homicidio premeditado, maltrato sexual, trato indecente de cadáver y violación de las leyes marítimas, pero solo había admitido los dos últimos y aseguraba que la muerte de Wall fue accidental por intoxicación de monóxido de carbono.
La fiscalía danesa explicó en su cuenta en la red social Twitter que el juicio de apelación, para el que aún no hay fecha, tratará por tanto únicamente sobre la duración de la pena y no sobre si el inventor, de 47 años, es o no culpable.
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Un juzgado de primera instancia de Copenhague declaró hace dos semanas a Madsen responsable de matar, torturar y descuartizar a la reportera, de 30 años, en su submarino el pasado 10 de agosto, en uno de los crímenes más macabros en la historia reciente de Dinamarca.
A pesar de que la causa de la muerte no ha sido determinada, debido a que la cabeza permaneció varias semanas bajo el agua hasta ser encontrada, el fallo considera que hay muchos indicios que incriminan a Madsen, al que lastran además la falta de credibilidad de sus cambiantes explicaciones sobre el suceso y otros aspectos.
El fallo unánime consideró probado que Madsen planeó cometer un crimen en el "Nautilus", su submarino de 18 metros de largo, aunque no pensando en Wall, a la que concedió una entrevista, sino que esta fue una víctima casual de un homicidio "cínico y brutal".
Madsen salió a navegar ese día por la tarde con Wall, y fue su novio quien, horas después, alertó a las autoridades, que pusieron en marcha un dispositivo de emergencia que acabó al día siguiente, cuando el inventor reapareció solo en el submarino en la bahía de Køge, al sur de Copenhague.
El inventor aseguró inicialmente haberla desembarcado la noche anterior en el puerto, pero ya al día siguiente afirmó que había muerto de forma accidental, una explicación que modificó de nuevo semanas más tarde, cuando los restos mutilados fueron apareciendo tras una intensa búsqueda de las policías sueca y danesa.