Tiflis, 5 feb (EFE).- Un ciudadano de Georgia impide desde hace casi una década a sus ocho hijos salir a la calle para "protegerlos de la mala influencia de la sociedad", informaron hoy los medios locales.
"Les hago hombres yo mismo, les enseño lo que considero necesario, no les hace falta ni química ni física", dijo el georgiano a los periodistas, congregados frente a la entrada en su casa.
La localidad donde Amirán Devnozashvili mantiene secuestrados a sus ocho hijos – tres niños y cinco niñas entre siete y 21 años – se halla a 320 kilómetros al noroeste de la capital georgiana, en la provincia de Racha-Lechkhumi y Kvemo Svaneti.
"Mis hijos saben cosas importantes como, por ejemplo, que fumar es malo", indicó Devnozashvili, sin dejar que los medios de comunicación se asomen al patio de su hogar, el único sitio donde desde 2010 salen a pasear sus ocho hijos.
La privación de libertad de los niños ha provocado fuertes críticas de trabajadores sociales y vecinos de la localidad, que sin embargo no han logrado influir en la situación.
Tampoco dio resultado alguna la orden judicial emitida por un tribunal de la zona.
Devnozashvili advierte que si alguien intenta quitarle a sus hijos "correrá la sangre".
"Llegaré hasta el final, derramaré la sangre, sea mía o la de mis hijos, pero no se saldrán con la suya", amenaza el hombre.
La policía por el momento rechaza comentar el conflicto, aduciendo que se trata de un tema "delicado y sensible".
Adolescentes privados de libertad: las consecuencias
Entre los estragos que pueden generar el encierro en niños y jóvenes se encuentran los siguientes:
1. Desarrollan conductas psicopáticas, ligadas a la conformación de una coraza caracterológica. Esta coraza no les permite mediatizar los estímulos del medio a través de la movilización del mundo afectivo, valórico y cognitivo personal.
2. Los trastornos de la vivencia y expresión de la emocionalidad, caracterizada principalmente por una indiferencia afectiva, les posibilita enfrentar y protegerse del sistema carcelario; pero no les permite percibir las reacciones emocionales personales ni el sufrimiento ajeno.
3. Trastornos en la capacidad de mediatizar la calidad e intensidad de la respuesta emocional, según elementos objetivos del entorno.
4. El joven aprende a desarrollar vínculos superficiales y manipulativos con su medio.
5. Todo sistema carcelario se basa en la promoción de la pérdida de la individualidad y la autonomía. En este sentido, las respuestas y reacciones de los adolescentes a los estímulos, se basan en la ausencia de una diferenciación subjetiva; lo que redunda, en una alta vulnerabilidad al entorno carcelario.